Avance en la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth
Enfermedades y hormonas del sistema nervioso © Liliane Massade (INSERM / Université Paris-Saclay)

Jean Martin Charcot, Pierre Marie y Howard Henry Tooth, describieron la enfermedad que lleva sus nombres (Charcot-Marie-Tooth) a finales del siglo XIX. Se trata de un raro trastorno neurológico hereditario que afecta a los nervios periféricos y provoca una parálisis progresiva de piernas y manos.

Todavía la ciencia no ha encontrado ningún tratamiento para combatir esta enfermedad, que se debe a la sobreexpresión de una proteína específica. Científicos franceses de las universidades CNRS, INSERM, AP-HP, Paris-Saclay y París han desarrollado una terapia basada en la degradación del ácido ribonucleico (ARN) codificante de esta proteína en animales de laboratorio, que describen en Communications Biology.

En biología molecular, se denomina transcripción cuando se copia una molécula de ADN para formar una molécula de ARN. Esta molécula de ARN luego se traduce en una proteína, que puede realizar diferentes funciones dentro de las células del cuerpo.

Cuando una proteína específica, llamada PMP22, se produce el doble de lo normal, hace que se desarrolle el tipo 1A de la enfermedad génica de Charcot-Marie-Tooth. Esta sobreproducción conduce a una parálisis gradual de las piernas y las manos.

El desafío de los investigadores y clínicos galos que protagonizan este avance es estandarizar la expresión de esta proteína en personas con enfermedad de Charcot-Marie-Tooth. Así, han logrado desarrollar una terapia, protegida bajo patente, que se basa en la reducción del ácido ribonucléico (ARN) que codifica la mencionada proteína PMP22.

La apuesta por la molécula escualeno

neuropatía Charcot-Marie-Tooth
Descompactación de la vaina de mielina por neuropatía Charcot-Marie-Tooth 1A ARNip PMP22-nanopartícula de escualeno. Recompactación de la vaina de mielina después del tratamiento. © Liliane Massade (INSERM / Université Paris-Saclay)

Aunque compleja para el profano, la estrategia que llevaron a cabo estos científicos fue utilizar otras pequeñas moléculas de ARN, con la peculiaridad de interferir con un ARN específico, aquí el que codifica PMP22, y de degradar o reducir su traducción en proteína.

Como señalan en su estudio, la dificultad para desarrollar esta terapia ha sido estabilizar estos pequeños ARN, conocidos como pequeños ARN interferentes (ARNip), que se degradan muy rápidamente en ambientes biológicos.

Los investigadores los han combinado con la molécula escualeno, comúnmente utilizada en farmacología y en cosmetología. Es biocompatible, biodegradable y, formando nanopartículas en el agua, el escualeno protege al ARNip de la degradación. También controla el tamaño de las partículas formadas y la cantidad de ARNip inyectado.

Más adelante, en modelos de ratones para esta enfermedad, demostraron que la inyección de estos ARN interferentes restauraba completa y rápidamente la actividad y la fuerza locomotora del roedor.

El proceso es simple: los ARNip penetran en los nervios periféricos, fortalecen la vaina de mielina3 alrededor de esos nervios y normalizan la velocidad de la señal nerviosa.

Según sus autores, el efecto del tratamiento dura tres semanas para las formas graves y más de diez semanas para las formas más leves de la enfermedad.

Este trabajo ha recibido financiación ANR en el marco del programa Avenir (Labex NanoSaclay). El siguiente paso de esta estrategia terapéutica para las neuropatías periféricas hereditarias es aplicarla en personas en estudios clínicos.

Charcot-Marie-Tooth

De los tres médicos que dan nombre a esta enfermedad génica, dos franceses y un inglés, Jean Martín Charcot (1835-1893) es el de mayor predicamento, ya que según diversos historiadores de la Medicina, su mayor aportación versó sobre la patología del sistema nervioso, recogida en sus Leçons sur les maladies du système nerveux (1872-1893), su obra más difundida.

Su contribución a la Neurología estuvo presidida por su criterio anatomoclínico, lo que se evidencia en sus estudios nosográficos de la esclerosis en placas, la tabes dorsal y la esclerosis lateral amiotrófica, conocida también como síndrome de Charcot.

Por su parte, Pierre Marie (1853-1940) fue discípulo de Charcot. Con 30 años, consiguió el doctorado con un trabajo sobre el temblor en brazos y manos extendidos en los afectados por la enfermedad de Basedow, titulado Contribution au diagnostic des formes frustes de la maladie de Basedow.

A finales de los 80 del siglo XIX dictó una serie de conferencias magistrales sobre las enfermedades de la médula espinal, que luego recogió en su conocida obra Leçons sur les maladies de la moelle.

Por último, el británico Howard Henry Tooth (1856-1925) es el menos conocido de los tres, pero no por ello el menos importante. Consiguió el doctorado en Medicina en la Universidad de Cambridge, también con 30 años, con un trabajo que versó sobre El tipo peroneo de atrofia muscular progresiva. Fue un clínico muy activo en diversos centros hospitalarios de Londres, entre ellos el antiguo Hospital Nacional para Paralizados y Epilépticos, ahora Hospital Nacional de Enfermedades Neurológicas, en Queen’s Square.

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