
En un nuevo trabajo, científicos de las universidades de Tennessee y Rush proporcionan una revisión exhaustiva y basada en la evidencia sobre cómo las gotitas de pacientes infectados por el nuevo coronavirus se propagan por el aire. Además, describen en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine cómo los profesionales sanitarios pueden protegerse mejor.

El profesor Rajiv Dhand, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tennessee, junto con Jie Li, de la Universidad Rush, describen los diversos tipos y tamaños de gotas que contienen virus presentes en estornudos y tos, las ubicaciones en los sistemas respiratorios donde se depositan y cómo ciertos procedimientos y dispositivos médicos pueden propagar estas gotas, así como los riesgos para los profesionales sanitarios.
Para el profesor Dhand, “la aprensión sobre el uso de terapias en aerosol en pacientes con COVID-19 se relaciona con su potencial para propagar aerosoles infecciosos. Nuestras recomendaciones ofrecen una perspectiva científica equilibrada sobre el uso de esas terapias en aerosol en pacientes infectados con SARS-CoV-2”.
Las partículas en el aire se pueden producir por diversos procedimientos de generación de aerosoles (AGP), como succión o intubación traqueal, así como por generadores de aerosoles, especialmente nebulizadores de chorro.
“Los AGP como la intubación, la broncoscopia, la fisioterapia y la succión generan potenciales bioaerosoles infecciosos al provocar tos y se asocian con un aumento de las tasas de infección entre los profesionales que trabajan en la atención médica”, explica el científico.
Recomendaciones para el personal sanitario
Por el contrario, los AGP como la oxigenoterapia, el uso de una cánula nasal de alto flujo humidificada, la ventilación no invasiva y la ventilación manual a través de una máscara “tienen menos que ver con generar bioaerosoles y más con dispersarlos más lejos del paciente”.
Los doctores Dhand y Li señalan que la baja calidad de los estudios sobre este tema limita la evidencia que vincula los AGP con la propagación de infecciones virales. También apuntan que los aerosoles producidos por generadores de aerosoles médicos no contienen patógenos, a menos que el dispositivo de aerosol esté contaminado.
En su estudio, hacen una serie de recomendaciones para reducir la transmisión de infecciones del tracto respiratorio, que son consistentes con las pautas establecidas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (Estados Unidos). Entre ellas, figuran las siguientes:
- Evitar procedimientos que irriten las vías respiratorias y provoquen tos violenta al tiempo que se debe reducir la exposición al aerosol infeccioso.
- Si es posible, profesionales sanitarios deben mantenerse a unos dos metros de distancia de los pacientes infectados, especialmente cuando tosen o estornudan.
- Cuando usen un ventilador mecánico, deben establecer barreras para filtrar el virus o reducir su dispersión colocando un filtro en el puerto de exhalación del ventilador o conectando un filtro a la máscara de oxígeno.
- En pacientes que respiran espontáneamente, se les debe colocar una mascarilla quirúrgica en la cara o usar pañuelos para cubrirse la boca, especialmente durante la tos, estornudos o la conversación.
- Aunque lo ideal es que los pacientes infectados estén en habitaciones individuales para evitar la dispersión de las gotas, es aceptable que dos pacientes con la misma infección que se propaga por las gotas respiratorias estén en la misma habitación.
Coronavirus transportado por la corriente de aire
El profesor Dhand hace hincapié en que tanto la tos como los estornudos originan gotitas de tamaño variable que propagan infecciones virales respiratorias. “Debido a que son expulsadas con fuerza –añade-, se dispersan en el ambiente. Mientras que la mayoría de ellas son filtradas por la nariz en la orofaringe, los núcleos de gotas más pequeños se suspenden en el aire de la habitación y las personas más alejadas del paciente pueden inhalarlas”.
Las partículas más finas se transportan por la corriente de aire hacia los pulmones, donde su sitio de deposición depende de su tamaño y forma y se rige por diversos mecanismos. La transmisión respiratoria del virus SARS-CoV-2 es, principalmente, por gotitas respiratorias.