Los oncólogos clínicos ya disponen de una innovadora herramienta para localizar con antelación a los candidatos al cáncer gástrico difuso hereditario, uno de los más agresivos que causa el 7 % de todos los casos mundiales de cáncer. Se trata de un análisis génico, en cuya consecución han participado clínicos estadounidenses.
Cerca del 10 % de los pacientes diagnosticados con cáncer gástrico tienen fuertes antecedentes familiares de la enfermedad. En este estudio, en el que ha participado un equipo multidisciplinar de científicos y clínicos chinos, se recuerda que CDH1 (E-cadherina) se ha identificado como un gen clave cuya mutación conduce al cáncer gástrico difuso hereditario.
El equipo revisó un total de 33 trabajos sobre gastrectomía total profiláctica y evaluó los resultados y beneficios. Una de las principales conclusiones del estudio que aparece eGastroenterology es que las familias con mutaciones en CDH1 pueden beneficiarse de una gastrectomía total profiláctica temprana.
El cirujano estadounidense Mark Duncan, de las universidades Johns Hopkins y Chicago, formó parte de este equipo junto con sus compañeros de campus, John W. Harmon y Bryan Szeglin.
PTG en cáncer gástrico difuso hereditario
Los tres aplicaron su experiencia sobre cáncer gástrico de gran volumen para tratar no sólo a pacientes individuales, sino a varias generaciones de pacientes dentro de una familia. Aseguran que este uso de gastrectomía total profiláctica se tolera bien y previene el desarrollo futuro de cáncer gástrico.
Advierten que el cáncer gástrico difuso hereditario (CGHD) emerge como un adversario particularmente agresivo y enigmático. Este grupo de tumores malignos, que representa aproximadamente el 10 % de todos los casos de cáncer gástrico, exhibe un patrón escalofriante de agrupación familiar, que insinúa una melodía genética más profunda que suena bajo la superficie.
Así, desentrañar los secretos de este carcinoma ha llevado a los científicos a encontrar un actor crucial: el gen CDH1. Este gen, el modelo de una proteína denominada E-cadherina, actúa como pegamento que une las células, formando las comunidades muy unidas que forman los tejidos sanos.
Dr. Mark Duncan, jefe de oncología quirúrgica del Centro Médico Johns Hopkins. Vídeo: Johns Hopkins Medicine
Las mutaciones en CDH1 interrumpen esta delicada danza, haciendo que las células pierdan su control y se embarquen en un viaje de crecimiento descontrolado: el sello distintivo del cáncer.
Se han identificado más de un centenar de mutaciones únicas en ese gen, cada una de las cuales es una nota discordante en la sinfonía de un genoma sano. En aproximadamente el 40% de las familias afectadas por el cáncer gástrico difuso hereditario, estas mutaciones actúan como conductoras y orquestan la trágica progresión de la enfermedad.
Otros actores, como CTNNA1 y MAP3K6, se unen al coro, añadiendo capas de complejidad al panorama genético de este cáncer.
El equipo hace hincapié en que comprender esta intrincada interacción de factores genéticos sigue siendo un desafío clave, pero encierra una inmensa promesa para desbloquear nuevas vías de prevención y tratamiento.
A pesar de los misterios persistentes, en su opinión existe un rayo de esperanza: la gastrectomía total profiláctica (PTG). Este procedimiento quirúrgico, aunque drástico, ofrece una opción que salva vidas para personas con una bomba de tiempo de mutaciones CDH1 y antecedentes familiares del cáncer gástrico difuso hereditario.
En este estudio, se recuerda que el primer uso de PTG en individuos asintomáticos, basándose en el pedigrí familiar y el análisis genético, se describió en 2001 en seis pacientes de dos familias distintas. El análisis patológico de las muestras confirmó focos microscópicos de cáncer en todos los sujetos. Se han observado hallazgos similares en otros estudios y el PTG en familias de mutantes CDH1 se adoptó más ampliamente.
Abordaje quirúrgico
Los pacientes que cumplan con los criterios para las pruebas genéticas y se encuentre que tienen una variante CDH1 deben someterse a PTG, opinan estos expertos. La cirugía debe ofrecerse a una edad temprana, preferiblemente menos de 30 años, para minimizar el desarrollo de cáncer invasivo y la morbilidad perioperatoria.
Para las familias en las que un paciente desarrolló cáncer gástrico antes de los 30 años, los especialistas son partidarios de aplicar antes esta técnica quirúrgica. El abordaje quirúrgico para la cirugía abierta versus mínimamente invasiva, depende de la experiencia de los cirujanos.
Al extirpar el estómago, posible caldo de cultivo para el cáncer, con la técnica PTG, se silencia efectivamente la melodía discordante e impide que se reproduzca la trágica sinfonía, reconocen estos investigadores. Si bien el PTG presenta su propio conjunto de desafíos, es la única medida preventiva definitiva disponible actualmente para estas personas de alto riesgo.
Sin embargo, son conscientes que la batalla contra este tumor maligno está lejos de terminar. Desentrañar las complejidades de sus impulsores génicos, descifrar las funciones de apoyo de otros genes y refinar la comprensión de los expertos en la interacción entre genética y medio ambiente son pasos cruciales en la lucha.
Perfil génico del cáncer gástrico
Por último, el doctor Mark Duncan deja muy claro que “se puede opinar que deberíamos tener un mejor plan de tratamiento que extirpar el estómago para todos los que están en riesgo: que la cirugía es un martillo demasiado grande si se aplica a todos. Esto es similar a la noción de que la cirugía es un enfoque burdo de la biología y que tal vez, en el futuro, en lugar de extirpar los tumores, tendríamos quimioterapia o agentes biológicos para modificar la biología y anular las manifestaciones proteicas del cáncer y disminuir las consecuencias fisiopatológicas para que el cáncer se convierta en una enfermedad con la que podamos vivir (pensemos en el cáncer de próstata en hombres mayores, o en algunos linfomas, o en algunos tumores neuroendocrinos metastásicos)”.
“Pero en la actualidad no disponemos de estas terapias -continúa diciendo- y ahora surgen pruebas sobre si el cribado endoscópico es razonable o adecuado. Si unos pocos pacientes mueren por cáncer gástrico detectado uno o varios años después de un protocolo de vigilancia, ¿es eso aceptable para una afección que podría haberse prevenido? Por supuesto, es importante estudiar el perfil genético de las mutaciones CDH1 para identificar anomalías genéticas que impulsan la carcinogénesis. Si podemos predecir con mayor precisión el riesgo o el comportamiento biológico de cada mutación, podremos informar mejor a cada paciente en la toma de decisiones sobre los riesgos de la observación y la vigilancia endoscópica frente a los riesgos de la cirugía”.