DR. MARIANO PÉREZ SAUQUILLO
Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo. Hospital General de Ciudad Real
En estos tiempos de pandemia por coronavirus y seguramente por lo desconocido, aunque ya viejo el mecanismo de acción de este patógeno, se ha generado a mi juicio un poco de confusión al explicar las interacciones del virus con algunos fármacos muy utilizados por amplios sectores de población.
En las estadísticas del Ministerio de Sanidad figuran, entre las patologías con mayor riesgo ante la infección por coronavirus, la hipertensión arterial, que es, por encima de las enfermedades pulmonares (broncopatía crónica, etc.), la que arroja un mayor número de decesos entre los infectados.
Este dato, que de por sí ya resulta paradógico, ha tratado de relacionarse con un reciente estudio publicado en Lancet Respiratory Medicine. Presenta el hecho de que los fármacos antihipertensivos inhibidores del sistema angiotensina (SRA), como son los inhibidores de la enzima de conversión y los bloqueantes del receptor AT1 de la angiotensina II, tienen el mismo receptor que utiliza el nuevo coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), que da lugar a la enfermedad COVID-19 para entrar en la célula diana.
Este coincidente mecanismo de acción ha generado muchas preguntas e inquietudes entre los pacientes hipertensos y sus cuidadores médicos.
De momento, no se han publicado estudios realizados sobre si entre los enfermos hipertensos infectados por coronavirus, graves y fallecidos, estaba presente el tratamiento con los IECA y ARA2.
La AEMPS desaconseja el cese del tratamiento
Ante este fenómeno, el Ministerio de Sanidad, a través de la AEMPS (Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios), emite una nota tratando de aclarar y tranquilizar a los hipertensos en tratamiento con los fármacos ECA y ARA2, desaconsejando el cese de tratamiento con éstos, ante los riesgos que podría suponer este cese en sus sistemas cardiorrenales, frecuentemente alterados en hipertensos.
La nota, a mi juicio, más que tranquilizar lo que hace es inquietar. No da excesivo crédito al estudio publicado, aunque no niega la coincidencia en mecanismos de acción, ya que solo obtiene «éxito» en los experimentos realizados in vitro no in vivo, obvio.
Además, la AEMPS aclara que sería inútil dejar de tomar el medicamento pues sus efectos persisten largo tiempo y si “fuesen ciertos” dichos estudios, no les libraría de sus consecuencias, abundando que sería el criterio médico -y el estado hemodinámico del paciente-, el que aconsejara en tales circunstancias (infección) el cambio de fármaco y no antes.
Además, persiste en el silencio en cuanto a la aportación de datos epidemiológicos en la relación de hipertensos graves o fallecidos por coronavirus en tratamiento con los ya citados fármacos. La nota explicativa de la AEMPS, entre lo que dice y lo que calla, creo que hubiera sido mejorable.
Urge un estudio multidisciplinar para poner orden en el tratamiento antihipertensivo, que actualmente toman millones de personas en el mundo ya que, si es cierto el estudio, actuar con conocimiento y rigor hará más comprensible la balanza de riesgos y beneficio.