
Científicos británicos han encontrado una nueva diana para un candidato a vacuna infantil para la malaria. Se trata de una proteína determinada del Plasmodium falciparum, que este agente patógeno utiliza para invadir los glóbulos rojos. Hasta ahora, las pruebas con bebés de Tanzania han sido satisfactorias.
Actualmente, sólo se comercializa una vacuna contra la malaria, la RTS,S, aprobada por la Organización Mundial de la Salud, y que ofrece protección parcial contra la enfermedad. “Las vacunas contra los esporozoitos, como la RTS,S, deben ser 100 % efectivas para evitar que el parásito invada el hígado y prevenir enfermedades”, recuerda la autora principal del estudio británico, Angela Minassian, científica clínica de la Universidad de Oxford.
En este sentido, destaca que “incluso si sólo un parásito se desliza a través de la red, luego se multiplicará en el hígado, irrumpirá en el torrente sanguíneo e infectará los glóbulos rojos donde los parásitos crecerán a un ritmo exponencial. Una segunda línea de defensa, una vez que el parásito ha ingresado al torrente sanguíneo, ofrece una segunda oportunidad para detenerlo antes de que cause la enfermedad”.
En un estudio que aparece en Cell, la doctora Minassiam asegura que “las vacunas fueron bien toleradas, con perfiles comparables entre los grupos”.
En Bagamoyo, (Tanzania), se llevó a cabo un ensayo controlado, aleatorizado, doble ciego, de fase 1b, de un solo centro, con escalada de dosis y edad. Entre el 12 y el 25 de abril de 2018. En octubre de ese año, 63 adultos sanos (de 18 a 35 años), niños pequeños (de 1 a 6 años) y bebés (de 6 a 11 meses) recibieron una dosis inicial de ChAd63 RH5 con vector viral o una vacuna para el control de la rabia.
Vacuna infantil contra el parásito de la malaria
A 60 participantes se les reforzó con el virus vaccinia modificado Ankara (MVA) RH5 o la vacuna de control de la rabia ocho semanas más tarde y completaron seis meses de seguimiento después de la vacunación.

En el estudio se dice que “los resultados primarios fueron el número de eventos adversos solicitados y no solicitados posteriores a la vacunación y el número de eventos adversos graves durante el período de estudio. Los resultados secundarios incluyeron medidas de la respuesta inmune anti-RH5”.
Concluyen los investigadores que las vacunas se toleraron bien, con perfiles comparables entre los grupos. No hubo eventos graves. “La vacunación indujo respuestas celulares y humorales específicas de RH5. Se observaron respuestas más altas de inmunoglobulina G (IgG) sérica anti-RH5 después del refuerzo en niños pequeños y bebés en comparación con los adultos. Los anticuerpos inducidos por la vacuna mostraron actividad de inhibición del crecimiento (GIA) in vitro contra parásitos en estadio sanguíneo P. falciparum; sus niveles más altos se observaron en bebés”, añaden.
La vacuna ChAd63-MVA RH5 demuestra una seguridad y reactogenicidad aceptables y una inmunogenicidad alentadora en población infantil que residen en un área endémica de malaria, según la conclusión principal de este trabajo.
Respuestas inmunitarias más fuertes en menores de once meses
Los niveles de GIA funcional observados en bebés vacunados con RH5 son los más altos informados hasta la fecha después de la vacunación humana. Estos datos respaldan el desarrollo clínico posterior de vacunas basadas en el estadio sanguíneo RH5, para proteger contra la malaria clínica en bebés africanos.
Un resultado secundario del estudio fue si la vacuna promovería una respuesta inmune. Los investigadores encontraron que los voluntarios que recibieron el candidato a la vacuna contra la malaria desarrollaron anticuerpos contra RH5 en la sangre durante el seguimiento.
En el laboratorio, estos anticuerpos pudieron inhibir el crecimiento del parásito de la malaria en niveles altos que se asocian con la protección contra la enfermedad. “Estos datos justifican la progresión hacia los ensayos de eficacia de campo de fase IIb para determinar si los niveles de inhibición del crecimiento de parásitos de esta magnitud pueden, en última instancia, proteger contra la malaria clínica”, concluyen.
Observaron las respuestas inmunitarias más fuertes en los bebés menores de once meses, seguidos por los niños de 1 a 6 años y luego por los adultos. “Aún no se comprende completamente por qué los bebés y niños pequeños vacunados con ChAd63-MVA RH5 indujeron niveles tan altos de anticuerpos”, reconocen estos científicos.
Los investigadores hacen hincapié en que este estudio es pequeño, que siguió a los participantes durante solo cuatro meses después de recibir su calendario completo de vacunas. Recomiendan que se realicen ensayos de fase Ia/Ib adicionales para optimizar el rango de edad recomendado, el programa de refuerzo y la plataforma de administración de las vacunas anti-RH5.
Actualmente, trabajan en el protocolo de un ensayo de fase 1b en Gambia que analizará los efectos de combinar un preparado anti-RH5 con una vacuna anti-esporozoíto.