
Un equipo multidisciplinar de científicos de la Universidad de Medicina en Viena (Austria), tras secuenciar el genoma del pangolín, subraya que la ausencia de dos genes en su organismo evita que su sistema inmunitario se vuelva contra él para atacar al coronavirus del que es portador.
El doctor Leopold Eckhart, coordinador de este estudio publicado hoy en Frontiers in Immunology, explica cómo su trabajo demuestra que el pangolín ha sobrevivido millones de años sin ninguna clase de defensa antiviral que utilizan los demás mamíferos.
En este punto, el profesor Eckhart vaticina que en otros estudios sobre este animal se descubrirán cómo logran sobrevivir a las infecciones virales y será una ayuda para diseñar nuevas estrategias de tratamiento para personas.
De forma parecida a un detector de humo que dispara la alarma cuando aparece, determinados genes -especifica el investigador- en la mayoría de los mamíferos y en las personas perciben cuándo un virus se introduce en sus organismos.
Alertan al sistema inmunitario para desencadenar un ataque y acabar con el intruso. El hallazgo es significativo porque, si bien los pangolines pueden ser portadores de coronavirus, parecen ser capaces de tolerarlo a través de algún otro mecanismo desconocido. Comprender su ventaja evolutiva puede apuntar a posibles opciones de tratamiento para combatir al SAR-CoV-2 en las personas.
Los científicos austriacos se centraron en el pangolín porque este mamífero con escamas en todo su cuerpo pudo haber transmitido el coronavirus a los humanos en 2019, creando el salto entre especies requerido para la pandemia de COVID-19.
¿Por qué el pangolín sobrevive al coronavirus?
Sin dejar de lado a la teoría de que murciélagos son también posibles agentes infecciosos, el equipo del profesor Eckhart analizó la secuencia del genoma del pangolín y la comparó con las de otros mamíferos, entre ellos personas, gatos, perros y ganado.
En las personas, el coronavirus puede causar una respuesta inmune inflamatoria que en ámbitos biomédicos se conoce como tormenta de citoquinas, que luego empeora los resultados.
Así, estos científicos defienden que la supresión de la señalización génica, por medio de fármacos, podría ser una posible opción de tratamiento para casos severos de COVID-19.
No obstante, el profesor Eckhart advierte que, lamentablemente, se podría abrir la puerta a infecciones secundarias. “El principal desafío -dice al respecto- es reducir la respuesta al patógeno mientras se mantiene un control suficiente del virus”.
Aunque en su trabajo ha identificado diferencias genéticas entre pangolines y otros mamíferos, este científico no investigó su impacto en la respuesta antiviral. Por eso no saben exactamente cómo el pangolín sobrevive al SAR-CoV-2, a menos que la clave esté en la ausencia de esos dos genes de señalización.
Como hace hincapié el investigador austriaco, su trabajo es un punto de partida para entender mejor las características del nuevo coronavirus, las respuestas del organismo y las mejores opciones de tratamiento.
Ocho especies de pangolín
El pangolín, como explica World Wildlife Fund (WWF), vive en bosques y pastizales en Asia y en África. Cuando se asusta, el pangolín cubre su cabeza con sus patas delanteras, exhibiendo sus escamas ante cualquier posible depredador. Si se toca o se sujeta, se enrolla completamente en forma de bola, mientras que las afiladas escamas de la cola las puede usar para atacar.
Desafortunadamente, se le caza cada vez más por su carne y también por sus escamas, que son muy codiciadas por la medicina tradicional en algunos países asiáticos.
Las ocho especies de pangolines que existen en la actualidad se encuentran distribuidas en dos continentes. Están consideradas como vulnerables y hasta en peligro crítico de extinción. Pueden pesar entre dos y tres kilos y su alimento preferido son las hormigas, principalmente las termitas.
Cuatro de las especies viven en África: el pangolín de vientre negro (Phataginus tetradactyla), el pangolín de vientre blanco (Phataginus tricuspis), el pangolín gigante (Smutsia gigantea) y el pangolín de tierra de Temminck (Smutsia temminckii).
Las otras cuatro especies encontradas en Asia son: el pangolín indio (Manis crassicaudata), el pangolín filipino (Manis culionensis), el pangolín de Sunda (Manis javanica) y el pangolín chino (Manis pentadactyla).