
Para mejorar el conocimiento de la arquitectura génica del autismo, neurocientíficos de centros hospitalarios y de investigación de Francia han descubierto que el 1 % de la población general tiene casi las mismas variantes genéticas implicadas en el autismo, así como un rendimiento cognitivo y un nivel socioeconómico más bajo.
En un estudio que difunde Nature Medicine, Thomas Rolland, su primer autor, puntualiza que “la razón por la que nos embarcamos en esta investigación fue mejorar nuestra comprensión de la arquitectura genética del autismo, la combinación de genes y variantes que sustentan su expresión, e identificar los factores que modulan la intensidad de los síntomas del autismo”.
Este equipo multidisciplinar e interdisciplinar pertenece al Instituto Pasteur, CNRS, Institut universitaire de France, Université Paris Cité y la Red de Hospitales Públicos de París (AP-HP).
Compararon datos génicos de 13.000 personas con autismo y cerca de 200.000 personas de la población general. Si bien se encontró que el 4 % de las personas con autismo presentaban fuertes variaciones genéticas implicadas, también se observaron las mismas variaciones en casi el 1 % de las personas de la población general, en quienes también se encontró que tenían un rendimiento cognitivo y un nivel socioeconómico más bajo.
Es bien sabido que el autismo es una condición del neurodesarrollo que se diagnostica evaluando percepciones atípicas en la comunicación social y la presencia de comportamientos, actividades o intereses restringidos o repetitivos. Ahora está bien establecido que el autismo tiene un fuerte componente genético.
Los primeros genes asociados con el autismo se descubrieron en 2003 en el laboratorio dirigido por el profesor Thomas Bourgeron, en el emblemático Instituto Pasteur. Desde entonces, se han identificado variaciones raras en más de 200 genes, lo que ilustra la complejidad de los mecanismos involucrados en su aparición.
Factores genéticos y ambientales
Como quiera que se trata de variaciones genéticas raras, cada una de las cuales afecta sólo a un pequeño porcentaje de personas con autismo, los científicos necesitaban recopilar datos de una gran cantidad de personas.
La idea original -reconoce Rolland, del CNRS- era ver si estas variantes estaban presentes entre la población general; esto es, en personas no diagnosticadas con autismo, “para ver qué efecto tenían, si es que tenían alguno”, matiza.
Este equipo de neurocientíficos y clínicos analizaron los datos génicos de 13.000 personas diagnosticadas con autismo de varias cohortes. Compararon estos datos con los de una cohorte de población general no diagnosticada con autismo, compuesta por 180.000 personas.
Como explica Thomas Rolland, se centraron en variantes genéticas raras de una lista de 185 genes que se sabía que estaban fuertemente asociados con el autismo. “Y, de hecho, -añade – encontramos estas variantes en el 4% de las personas con autismo. Lo que fue más sorprendente es que algunas de las variantes también se observaron en el 1% de las personas no diagnosticadas. Esto sugiere que el autismo es el resultado de una conjunción de factores, tanto genéticos como ambientales”.
Además, este equipo comparó esta información con los datos médicos, cognitivos y socioeconómicos de las personas no diagnosticadas. “Las variantes parecen afectar el rendimiento cognitivo de los portadores sin diagnóstico de autismo, así como su nivel educativo (calificaciones de nivel inferior), su salario (ingreso neto más bajo) y sus condiciones materiales de vida”, subraya el profesor Richard Delorme, de la Université Paris Cité, jefe del Departamento de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Robert Debré (AP-HP) y científico del Instituto Pasteur.
Variantes genéticas en mujeres con autismo
Cabe destacar que también se descubrió que las mujeres con autismo tenían más probabilidades de portar las raras variantes genéticas asociadas con un diagnóstico de autismo. Pero los datos también demuestran que, en la población general, la probabilidad de portar estas variantes es la misma para mujeres y hombres.
Los resultados sugieren -siempre según este equipo- que los hombres tienen más probabilidades de tener autismo cuando portan variantes con un tamaño de efecto más bajo que las mujeres.
El profesor Thomas Bourgeron concluye que lo que han observador con estas variantes es sólo la punta del iceberg, ya que cubren sólo un pequeño porcentaje de los casos identificados de autismo. En su opinión, se necesitan más estudios y tamaños de muestra más grandes para investigar genes adicionales asociados con el autismo y otros tipos de variaciones genéticas.
Así, hace hincapié en que “la arquitectura del autismo es muy compleja, y el entorno, en un sentido amplio, juega un papel crucial en la intensidad de los síntomas y la calidad de vida. Por eso es tan importante adoptar un enfoque integrado para estudiar el autismo que tenga en cuenta su entorno. Sólo así podremos identificar los factores que modulan la aparición y la intensidad de los síntomas que experimentan las personas con autismo y desarrollar programas de apoyo efectivos y personalizados”.
Diversidad fenotípica más allá del diagnóstico de autismo
En el estudio se dice, entre otras cosas, que si bien se han asociado más de un centenar de genes con el autismo, se sabe poco sobre la prevalencia de variantes que los afectan en personas sin diagnóstico de esta disfunción. Tampoco aprecian completamente la diversidad fenotípica más allá del diagnóstico formal de autismo.
Con datos de más de 13.000 personas con autismo y 210.000 personas no diagnosticadas, estiman las razones de probabilidad para el autismo asociado con variantes raras de pérdida de función (LoF) en 185 genes asociados con el autismo, junto con 2492 genes que muestran intolerancia a las variantes LoF.
Usando datos de imágenes cerebrales de un total de 21.040 individuos del Biobanco del Reino Unido, no pudieron detectar diferencias significativas en la anatomía general del cerebro entre los portadores de LoF y los no portadores. “Nuestros resultados resaltan la importancia de estudiar el efecto de las variantes genéticas más allá del diagnóstico categórico y la necesidad de más investigación, para comprender la asociación entre estas variantes y los factores sociodemográficos, con el fin de apoyar mejor a las personas que portan estas variantes».
Esta investigación se realizó en estrecha colaboración con científicos y clínicos de las instituciones citadas anteriormente, así como con la Universidad de Montreal (Canadá), la Universidad de Aarhus (Dinamarca), la Universidad de Columbia (Estados Unidos), las universidades de Cardiff y Cambridge (Reino Unido) y la Fundación Simons de Estados Unidos.