
La conclusión de mayor calado de un análisis génico con unos 27.000 infectados por el nuevo coronavirus no puede ser mejor: ha mutado muy poco desde diciembre de 2019 Esto se traduce en que una vacuna sería suficiente para combatir las infecciones globales.
El estudio, publicado ahora en Proceedings, órgano oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, lo ha realizado un equipo de científicos del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed, dirigido por la doctora Morgane Rolland, responsable de Genética Viral y Serología de Sistemas.
El trabajo forma parte del Programa de Investigación Militar del VIH WRAIR, bajo la dirección de Kayvon Modjarrad, perteneciente al Programa de Enfermedades Infecciosas Emergentes del Walter Reed.
Para caracterizar la diversificación del SARS-CoV-2 desde el comienzo de la pandemia, estos investigadores estadounidenses alinearon un total de 18.514 secuencias de genomas de virus independientes, extraídas de individuos en 84 países y las escanearon en busca de variaciones.
Los análisis revelan estimaciones bajas de la diferenciación génica después del brote inicial e indican que, hasta ahora, el genoma del SARS-CoV-2 ha evolucionado a través de un proceso mayoritariamente aleatorio en lugar de hacerlo por medio de la adaptación a los huéspedes humanos que encuentra.
“Al igual que otros informes, notamos que la mutación D614G en la proteína Spike ha aumentado rápidamente en frecuencia desde el comienzo de la epidemia, pero no pudimos vincular esta mutación a fuerzas adaptativas específicas”, detalla la doctora Rolland.
“Cuando los virus se replican y se propagan en la población -añade-, esperamos ver algunas mutaciones y algunas pueden solucionarse muy rápidamente en una epidemia simplemente por casualidad”.
Esta investigadora destaca también que vincular genotipos con fenotipos es complicado y se necesita más investigación para comprender completamente las consecuencias funcionales de esa mutación en el SARS-CoV-2.
“Cautelosamente optimistas” ante vacuna contra coronavirus
Dado el bajo nivel de variación genética, una vacuna candidata prometedora probablemente sería igualmente eficaz contra todas las cepas del nuevo coronavirus que circulan actualmente.
En opinión de la doctora Morgane Rolland, “la diversidad viral ha desafiado los esfuerzos de desarrollo de vacunas para otros virus como el de la inmunodeficiencia humana (VIH), el de la gripe y el del dengue, pero las muestras globales muestran que el SARS-CoV-2 es menos diverso que estos agentes patógenos”.
“Por lo tanto, podemos ser cautelosamente optimistas en el sentido de que la diversidad viral no debería ser un obstáculo para el desarrollo de una vacuna de protección amplia contra la infección por el nuevo coronavirus”, termina diciendo.
Por otra parte, Modjarrad codirige la investigación sobre Covid-19 del Instituto Walter Reed, incluido el desarrollo de una vacuna. Este preparado se basa en una plataforma de nanopartículas de ferritina Spike y se espera que empiece las fases con personas antes de que acabe este año.
Este candidato a vacuna se combina con un adyuvante patentado que también se desarrolló en este emblemático centro sanitario militar para impulsar aún más la respuesta inmune.
“Los científicos están trabajando arduamente para acelerar el desarrollo de una vacuna que sea segura y efectiva para todo el mundo, ahora y en los próximos años. Estos datos son fundamentales para obtener una vacuna que sea rápidamente escalable y universalmente aplicable a todas las poblaciones”, según Modjarrad.
Rolland, cuya investigación generalmente se centra en la genética viral del VIH, centra su atención en Covid-19 desde que se declaró la pandemia.
Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed
Con sede en Silver Spring, en Maryland, el Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed es el laboratorio de investigación biomédica más antiguo -inició sus actividades hace ya 127 años- y con mayor diversidad de misiones en el Departamento de Defensa. En la actualidad, desempeña un papel importante en el desarrollo de casi la mitad de las vacunas de uso público.
Proporciona capacidades de investigación y soluciones innovadoras. Con unidades de investigación en el estado de Washington, África, Asia y la región del Cáucaso, alberga tres centros: el de Investigación de Enfermedades Infecciosas, el de Psiquiatría y Neurociencia Militar y el Centro de Capacidades Habilitadoras.
Al contrario de lo que sucede en España, donde centros como el de Investigaciones Oncológicas (CNIO) permanecen cerrados, los laboratorios del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed (WRAIR) ahora están abiertos las 24 horas del día, los siete días de la semana. En este caso, para lograr una vacuna contra el nuevo coronavirus.