El antidepresivo Prozac, eficaz para tratar un tipo de ceguera común
Fondo de ojo que muestra degeneración macular intermedia relacionada con la edad. Crédito: National Eye Institute, National Institutes of Health

La fluoxetina, componente principal del medicamento antidepresivo Prozac, de la familia de Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina y que ha cumplido 33 años desde que Elli Lilly empezó su comercialización, puede ser un tratamiento eficaz frente a la degeneración macular atrófica relacionada con la edad. Esta es la principal conclusión de un equipo de investigadores de la Universidad de Virginia (EE UU).

Esta enfermedad afecta, aproximadamente, a unos 200 millones de personas en todo el mundo, mayores de 50 años. Los pormenores de este trabajo que ha dirigido el profesor Bradley D. Gelfand, aparecen en Proceedings, órgano oficial de la Academia de Ciencias de Estados Unidos.

En una serie de pruebas de laboratorio, el profesor Gelfand, experto en Ingeniería Biomédica y Oftalmología, ha encontrado “evidencia preliminar” con Prozac, fármaco que se extrae de la molécula fluoxetina, para tratar la degeneración macular atrófica o seca relacionada con la edad.

También en animales consiguieron buenos resultados. Además, este equipo de científicos examinó bases de datos de compañías de seguros sanitarios en Estados Unidos, con más de 100 millones de usuarios. Concluyen que las personas que tomaban Prozac tenían menos probabilidades de desarrollar esa enfermedad ocular.

Basándose en sus hallazgos, los investigadores instan a realizar ensayos clínicos para probar el fármaco en pacientes con degeneración macular asociada con la edad. Si tiene éxito, creen que Prozac podría administrarse por vía oral o mediante un implante de larga duración en el ojo.

Reutilización de ‘Prozac’

“Estos hallazgos -señala el profesor Gelfand- son un ejemplo emocionante de la promesa de la reutilización de medicamentos, utilizando los existentes de formas nuevas e inesperadas. En última instancia, la mejor manera de probar si la fluoxetina beneficia la degeneración macular es realizar un ensayo clínico prospectivo”.

Estos investigadores creen que la fluoxetina actúa contra esta enfermedad que puede producir ceguera al unirse con un inflamasoma del sistema inmunológico. Los inflamasomas son complejos proteicos localizados en el citoplasma de las células, que actúan como sensores y son mediadores del desarrollo de la inflamación. Y concretamente la NLRP3-ASC desencadena la degradación de la capa pigmentada de la retina del ojo.

El profesor Gelfand y su equipo probaron la fluoxetina y otros ocho medicamentos para la depresión en roedores para ver qué efecto tendrían los medicamentos en un modelo de degeneración macular asociada con la edad. Esa molécula ralentizó la progresión de la enfermedad, pero los demás no, según comprobaron.

Animados por sus hallazgos, los investigadores analizaron el uso de fluoxetina entre pacientes mayores de 50 años en dos grandes bases de datos de seguros. Las personas que tomaban el medicamento tenían una tasa significativamente más lenta de desarrollar DMAE seca.

Señalan que este enfoque, que combina la investigación básica con el análisis de big data, podría potencialmente facilitar la reutilización de medicamentos existentes para muchas afecciones, acelerando nuevos tratamientos para los pacientes.

En este sentido, recuerdan que el desarrollo de fármacos pueden ser costosos y llevar mucho tiempo: de promedio, un nuevo fármaco aprobado por la FDA tarda entre 10 y 12 años y su desarrollo cuesta 2.800 millones de dólares.

Cambios biomecánicos en la vasculatura coroidea

El profesor Gelfand participó a principios de este año en el uso de un enfoque similar para determinar que los medicamentos contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida, de la familia de los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósidos (NRTI), también pueden ser útiles contra la degeneración macular seca.

Como explica el profesor Gelfand, uno de los principales objetivos de su trabajo es estudiar las consecuencias celulares y moleculares del suministro de sangre al ojo.

Concretamente, se centra en cuantificar los cambios biomecánicos que ocurren en la vasculatura coroidea en ojos sanos y enfermos, y cómo estas señales microambientales afectan a la biología y patología del ojo.

Para lograrlo, realiza microscopía tridimensional de alta resolución para generar mapas precisos de la anatomía coroidea humana que se utiliza para el modelado dinámico informatizado de fluidos.

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