¡Cuidemos la salud mental de los hombres!
Imagen: rawpixel/Freepik

En estos tiempos que vivimos, el título puede resultar hasta provocador, pero de verdad, los hombres también necesitamos que nos tomen en cuenta y nos cuiden. Durante los últimos años, cuando se habla de los hombres, es común que sea para desprestigiar su figura o atacarles, sin embargo, y aunque se hable poco de ello, en muchos indicadores de salud el hombre sale perdiendo.

En la mayoría de los países, sino en todos, la esperanza de vida del hombre es menor al de la mujer. Esto se debe a múltiples factores, como enfermedades cardiovasculares, accidentes automovilísticos, suicidios o ciertos tipos de cáncer que afectan con más frecuencia a los hombres. Por defecto profesional, las grandes diferencias hombre-mujer en los suicidios me preocupan especialmente. Y lo que más me preocupa es lo poco que se habla de ello.

Pero no es el único indicador de salud mental en el que el hombre también sale perjudicado al compararlo con la mujer.

Por ejemplo, las adicciones con sustancia (alcohol, cannabis, anfetaminas, cocaína, heroína, etc.) y sin sustancia (ludopatía, pornografía, etc.) son mucho más frecuentes en los hombres. En las estadísticas de muertes a consecuencia de las drogas, el hombre sale siempre peor parado. Y, sin embargo, parece tabú hablar de ello. Y lo peor es que no parece que haya nadie interesado en remediarlo.

En cierta manera, parece que en estos momentos no interesa ayudar a los hombres. Existen instituciones, fundaciones, organismos e incluso un Ministerio dedicado a proteger y cuidar a la mujer, pero ninguno para velar por el bienestar físico y mental de los hombres. En otros temas más sociales, pero que también repercuten en la salud, el hombre también sale perjudicado. Por ejemplo, la mayoría de las personas sin hogar son hombres.

Violencia física contra los hombres

También son los hombres los que con más frecuencia son víctimas de la violencia física (a manos de otros hombres). Pero, de nuevo, esto parece no interesarle a nadie. Me resulta curioso que cuando se habla de la guerra, que ahora desafortunadamente se hace con frecuencia por el conflicto ruso-ucraniano, se obvie que la mayoría de las víctimas mortales son hombres que, precisamente por el hecho de ser hombres, han tenido que ir obligados a la guerra.

En cualquier caso, el bienestar físico y mental es multifacético y está influenciado por una variedad de factores, incluidos los determinantes sociales y las circunstancias individuales. Es fantástico dar visibilidad a los problemas de la mujer, que durante tiempo han recibido menos atención, pero no debería de ser a costa de olvidar la salud de los hombres. ¿Cuántas iniciativas hay para investigar y concienciar a la población del cáncer de mama y cuántas para hacer lo mismo con los cánceres propios del hombre?

Pero esto afecta también a temas de educación. Según un informe de la OCDE, los chicos están 30 puntos por debajo de las chicas, tres de cada cuatro expedientes disciplinarios son de chicos, repiten el doble, etc. A pesar de ello, las iniciativas sociales y políticas buscan promocionar exclusivamente a la mujer. Prueba de ello es que existen becas o premios exclusivamente para mujeres.

Parece que la sociedad actual pretende excluir al hombre y, claro, al final el hombre se acaba por sentir excluido. Existen muchas pruebas de ello. Por ejemplo, en el real decreto ley que en marzo de 2020 amplió el permiso de paternidad ¡no se recoge la palabra padre!

Parece que nos da hasta vergüenza escribir la palabra padre. En mi opinión, esta campaña de desprestigio contra el hombre está perjudicando tanto a los hombres como a las mujeres. Afortunadamente, hombres y mujeres somos complementarios y nuestra personalidad se enriquece así mutuamente.

En este sentido, recomiendo leer los libros de María Calvo (La masculinidad robada, La mujer femenina, Padres destronados o Alteridad sexual, entre otros), profesora titular de la Universidad Carlos III, que ha estudiado ampliamente la figura masculina, femenina y asuntos relacionados con la igualdad y la complementariedad.

Sus trabajos no son mainstream y por eso quizá sean menos conocidos, pero a mí personalmente me han aportado mucho más que la lectura de los típicos influencers del momento cuyo éxito se basa más en apoyar la corriente social y política dominante que en el estudio y el análisis riguroso de la realidad humana, física y mental.

 

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