
Más de 12.000 voluntarios de entre 45 y 74 años han participado en un ambicioso estudio durante 20 años de la Universidad Nacional de Singapur, en el que demuestran que los adultos que consumían una mayor ingesta de cafeína o teína al beber café o té tenían una función física significativamente mejor en la vejez.
Este meta análisis que difunde Journal of the American Medical Directors Association, dirigido por el profesor Koh Woon Puay, involucró a un total de 12.583 participantes de la entrevista inicial y del tercer seguimiento del Estudio de Salud Chino de Singapur (SCHS).
Los participantes tenían una edad media de 53 años al inicio (1993-1998) y una edad media de 73 años durante el tercer seguimiento (2014-2017).
Durante las entrevistas iniciales, se les preguntó sobre hábitos de ingerir bebidas que contienen cafeína (café, té y refrescos) y alimentos (chocolate) en términos de frecuencia y tamaño de las porciones.
También proporcionaron información sobre sus características sociodemográficas, antecedentes médicos, altura y peso, hábitos alimentarios, actividades físicas y duración del sueño.
Durante las segundas entrevistas (2006-2010), se pidió que informaran sobre su peso. En la tercera (2014-2017), a los que tenían una edad promedio de 73 años, se les preguntó por su peso y se les realizó la pregunta «¿Se siente lleno de energía?».
También se les examinó la fuerza de agarre de la mano y el tiempo necesario para completar la prueba cronometrada de subida y bajada (TUG). La fragilidad física se definió como tener al menos dos de los cuatro componentes de pérdida de peso: más del 10% entre seguimientos, agotamiento (percepción personal), lentitud (quintil más lento específico de cada sexo en TUG) y debilidad (quintil más débil específico de cada sexo en la fuerza de presión manual).
Polifenoles bioactivos del café y el té
El café y el té fueron las principales fuentes de ingesta de cafeína en esta cohorte, representando el 84% y el 12% del total, respectivamente. Un total del 68,5% de los participantes bebía café a diario. En este grupo, el 52,9% ingería una taza al día, el 42,2%, de dos a tres al día, mientras que el 4,9% restante bebía cuatro o más tazas.
Se clasificaron en cuatro categorías. Los consumidores de café: bebedores no diarios, una taza por día, dos o tres tazas y cuatro o más. Los de té: nunca, al menos una vez al mes, al menos una vez a la semana y diariamente.
Los participantes que bebían cuatro o más tazas de café al día tenían probabilidades significativamente reducidas de fragilidad física en la vejez, en comparación con los que no bebían café a diario. Aquellos que bebían té negro o verde a diario también tenían probabilidades significativamente reducidas de fragilidad física, en comparación con los que no lo tomaban.
Entre los cuatro componentes de la fragilidad física, las asociaciones fueron más fuertes para las pruebas medidas de fuerza de prensión manual y TUG, que para las medidas autoinformadas de pérdida de peso y agotamiento.
Los investigadores recuerdan que, en otros estudios experimentales, se ha demostrado que la cafeína aumenta la proliferación de las células musculares y mejora el peso muscular en animales de laboratorio.
Además de la cafeína, el café y el té también contienen polifenoles bioactivos que poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias y se han asociado con un riesgo reducido de enfermedades que aumentan la fragilidad, como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
Sin embargo, reconocen que se necesitan más investigaciones para identificar los ingredientes y mecanismos reales que subyacen a la asociación entre el café/té y la función física en humanos.