Descubren nueva forma de transmisión de bacterias
Imagen aumentada de la bacteria Campylobacter. Foto: Oklahoma University

Un equipo de investigadores y clínicos de la Universidad estadounidense de Oklahoma y del Statens Serum Institut, en Dinamarca, han identificado una nueva forma de transmisión de las bacterias.

Como describen en Emerging Infectious Diseases, la infección por Campylobacter, una de las enfermedades transmitidas por alimentos más comunes en el mundo occidental, también se puede contagiar a través del contacto sexual.

En esta publicación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta (EE UU), la profesora Katrin Kuhn, del Departamento de Bioestadística y Epidemiología de la Universidad de Oklahoma y coordinadora de este equipo de investigadores, detalla esta forma de transmisión de bacterias.

Kuhn destaca la importancia de su trabajo, “para los mensajes de salud pública y para los médicos cuando hablan con sus pacientes sobre los riesgos asociados con el contacto sexual. Aunque la infección por Campylobacter no suele ser una enfermedad grave, causa diarrea, que puede hacer que las personas afectadas falten al trabajo y reduzcan su productividad. Representa un riesgo adicional para las personas con problemas de salud adicionales«.

Las infecciones por Campylobacter generalmente ocurren al comer pollo que no se ha cocinado completamente o cuando los jugos de las aves de corral crudas se incorporan a otros alimentos. También por beber leche no pasteurizada o agua contaminada por las heces de animales infectados.

Transmisión sexual de bacterias

La profesora Kuhn se preguntó si había otra vía de transmisión que no se haya demostrado. Un brote de infecciones por Campylobacter en el norte de Europa entre hombres homosexuales la impulsó a estudiar esta población en Dinamarca, donde trabajaba cuando comenzó la investigación.

Los resultados del estudio demuestran que la tasa de infección por Campylobacter fue 14 veces mayor en los hombres homosexuales que en los individuos del grupo de control.

“Aunque el estudio se centró en homosexuales, los resultados son relevantes para las personas de cualquier orientación sexual que se involucran en conductas que pueden conllevar contacto fecal-oral”, puntualiza la profesora Kuhn.

Otras dos bacterias, Salmonella y Shigella, se utilizaron como comparaciones en el estudio. La primera se transmite principalmente a través de alimentos infectados, mientras que Shigella se puede transmitir a través de los alimentos o el contacto sexual.

La salmonella tiene una alta dosis infecciosa, lo que significa que las personas deben ingerir una cantidad significativa de la bacteria antes de enfermarse. Sin embargo, Shigella y Campylobacter tienen bajas dosis infecciosas, lo que facilita la transmisión.

“Esa es una razón adicional -añade la profesora Kuhn- por la que creemos que Campylobacter se puede transmitir a través del contacto sexual como lo hace Shigella, porque las personas pueden infectarse con pequeñas cantidades de la bacteria”.

Las infecciones por Campylobacter son probablemente más frecuentes de lo que muestran las cifras. Por cada persona que va al médico y es diagnosticada, los epidemiólogos estiman que, por lo menos, 20 más se han infectado.

La profesora Kuhn hace hincapié en que, aunque el tratamiento generalmente se requiere solo para casos graves, pueden aparecer complicaciones, especialmente en personas que tienen el sistema inmunológico comprometido.

Sistema inmunológico comprometido

En algunos casos, la infección puede resultar en artritis reactiva, en la que el sistema inmunológico del cuerpo se ataca a sí mismo y causa dolor en las articulaciones. También puede provocar el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno nervioso grave que puede llegar a causar parálisis.

“Este es un momento interesante porque Covid-19 ha hecho que la gente sea más consciente de la importancia de monitorear las enfermedades infecciosas en general, no solo durante una pandemia”, argumenta esta investigadora.

Antes de trabajar en el Hudson College of Public Health, de la Universidad de Oklahoma, la profesora ocupaba una plaza de epidemiólogo senior de enfermedades infecciosas en Statens Serum Institut, en Dinamarca.

Su trabajo se centró en las infecciones transmitidas por alimentos y agua, y fue responsable de la vigilancia nacional de Campylobacter y Shigella en ese país escandinavo. Comenzó este estudio mientras vivía en Dinamarca y lo completó cuando se trasladó a Estados Unidos.

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