Artritis reumatoide: ¿dos enfermedades diferentes?
En la artritis reumatoide el sistema inmunológico ataca las células sanas del revestimiento de las articulaciones. Imagen: brgfx/freepik

La artritis reumatoide (AR) es un trastorno autoinmunitario, que surge cuando el sistema inmune ataca por error a los propios tejidos del organismo. Existe una corriente científica que defiende que, en realidad, se trata de dos afecciones distintas.

Precisamente esa es la principal conclusión del estudio que publica PLoS Medicine, de un equipo de investigadores holandeses de la Universidad de Leiden, dirigidos por la doctora Xanthe Matthijssen.

Como se conoce, este trastorno inflamatorio crónico puede afectar, además de las articulaciones, a piel, ojos, pulmones, corazón y vasos sanguíneos. Es el tipo más común de artritis autoinmune, causada cuando el sistema inmunológico ataca las células sanas del revestimiento de las articulaciones.

Durante la última década ha quedado claro que existen diferencias en los pacientes con artritis reumatoide con y sin autoanticuerpos, detectables en la sangre. Los autoanticuerpos son un tipo de anticuerpos que se dirigen erróneamente contra órganos o tejidos del cuerpo.

En este estudio, los investigadores siguieron a un total de 1.285 pacientes con AR, entre los años 1993 y 2016, a través de Leiden Early Arthritis Clinic. Se recopilaron anualmente datos sobre los síntomas, tratamientos, estado de autoanticuerpos, discapacidad y mortalidad de los pacientes.

En total, 823 pacientes tenían AR autoanticuerpo positivo y 462 pacientes tenían AR autoanticuerpo negativo. En ambos grupos, la actividad de la enfermedad disminuyó significativamente con el tiempo.

Las tasas de remisión sostenida sin tratamiento terapéutico aumentaron, ya que una nueva estrategia farmacológica se aceptó y se aplicó entre 2006 y 2010 en pacientes con autoanticuerpo positivo. Además, las tasas de mortalidad y discapacidad funcional disminuyeron con los ajustes del tratamiento pero solo en pacientes con autoanticuerpos positivos.

Proponen diferenciar entre artritis reumatoide tipo 1 y 2

Los científicos holandeses subrayan que la desconexión entre la mejora en la actividad de la enfermedad y la subsiguiente en los resultados a largo plazo en la AR sin autoanticuerpos, sugiere que es diferente la patogénesis subyacente de la AR con y sin autoanticuerpos.

En este sentido y a la vista de los resultados que han obtenido en su trabajo, proponen que ha llegado la hora de dividir formalmente la artritis reumatoide en tipo 1 (con autoanticuerpos) y en tipo 2 (sin autoanticuerpos), en la esperanza -destacan- de que se traduzca en un tratamiento estratificado para los pacientes con autoanticuerpos positivos y los que tienen autoanticuerpos negativos.

La doctora Matthijssen recuerda que, en la última década, “la investigación sobre AR se ha centrado principalmente en el subconjunto de autoanticuerpos positivos. Se necesita urgentemente más investigación sobre la AR autoanticuerpos negativos para identificar métodos que también mejoren sus resultados a largo plazo».

La importancia de las pruebas de laboratorio

En un articulo de revisión titulado Interpretación de los autoanticuerpos en enfermedades reumatológicas, publicado en la Revista Colombiana de Reumatología, investigadores y clínicos de la Universidad Icesi, en Cali, destacan que la interpretación de los diversos autoanticuerpos y técnicas utilizadas en laboratorio también son un reto clínico.

Dada la complejidad de las enfermedades, “es muy importante -dicen estos científicos colombianos- apoyarse en las pruebas de laboratorio, para establecer un correcto diagnóstico, seguimiento y, en algunos casos inclusive, establecer pronósticos o predicción de la posible aparición de autoinmunidad”.

Y recuerdan que la mayoría de las enfermedades reumatológicas se caracterizan por la alta producción de autoanticuerpos y reactantes de fase aguda, los cuales se implican en su fisiopatología produciendo daño directo a nivel sistémico. Entre estas, el lupus eritematoso sistémico, la artritis reumatoide y el síndrome de Sjögren son las más reconocidas.

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