Una dieta deficiente daña los vasos sanguíneos
Algunos de nuestros vasos sanguíneos pueden desarrollar un 'recuerdo' de enfermedad metabólica difícil de revertir, según un estudio. Foto: jcomp/Freepik

Una dieta inadecuada promueve molecularmente el desarrollo de diversas enfermedades relacionadas con los vasos sanguíneos, según científicos alemanes de la Universidad de Leipzig. Paralelamente, investigadores británicos del King’s College de Londres, demuestran que una dieta adecuada en madres obesas actúa como un escudo protector frente al riesgo cardiovascular en los bebés.

En el estudio experimental que aparece en las páginas de Nature Metabolism, la doctora Olga Bondareva, primera autora, detalla cómo la enfermedad metabólica afecta los vasos sanguíneos en diferentes órganos de nuestro cuerpo de una manera única. 

Y cita como ejemplos los vasos sanguíneos en el hígado y el tejido adiposo que luchan por procesar el exceso de lípidos. Los vasos renales -asegura- desarrollan disfunción metabólica, mientras que los vasos pulmonares se inflaman y el transporte a través de los vasos cerebrales es defectuoso. 

“Dado que la disfunción vascular impulsa todas las patologías principales, desde la insuficiencia cardíaca hasta la aterosclerosis y la neurodegeneración, nuestra investigación demuestra cómo los malos hábitos alimenticios promueven molecularmente el desarrollo de diversas enfermedades”, asegura la doctora Bondareva.

Dieta y vasos sanguíneos

Los vasos sanguíneos -como se recuerda en este trabajo- se revisten de células endoteliales, que controlan el transporte de nutrientes, metabolitos, oxígeno y dióxido de carbono entre la sangre y los órganos. 

La obesidad puede causar una disfunción global de las células endoteliales, caracterizada por una biodisponibilidad reducida del óxido nítrico y un aumento del daño oxidativo.

En este sentido, el profesor Matthias Blüher, miembro de este equipo, que trabaja en el Instituto Helmholtz de Investigación Metabólica, Obesidad y Vascular (HI-MAG) y en la Universidad de Leipzig, explica que el objetivo principal es desvelar los
mecanismos moleculares de la obesidad, “para ofrecer a los pacientes tratamientos personalizados en el futuro”.

Los resultados de este estudio demuestran que una dieta saludable puede mejorar la salud molecular de los vasos sanguíneos, aunque solo parcialmente. Por ejemplo, los vasos sanguíneos del hígado se recuperaron casi por completo, pero los vasos sanguíneos de los riñones conservaron la huella de la enfermedad, a pesar de una dieta saludable y una pérdida de peso significativa. 

Para estos científicos, esto significa que algunos de nuestros vasos sanguíneos pueden desarrollar un recuerdo de enfermedad metabólica, que es difícil de revertir.

Protección cardiovascular en el embarazo

En otro estudio que difunde International Journal of Obesity, investigadores del King’s College London concluyen que los niños de tres años son más propensos a presentar factores de riesgo de futuras enfermedades cardíacas si su madre era obesa durante el embarazo

En el Reino Unido, más de la mitad de las mujeres que asisten a atención prenatal tienen sobrepeso u obesidad clínica. Cada vez hay más evidencia que sugiere que la obesidad en el embarazo se asocia con la disfunción cardiometabólica en los niños y que la enfermedad cardiovascular grave puede comenzar en el útero.

El ensayo UPBEAT, realizado en Guy’s and St Thomas’ NHS Foundation Trust, asignó al azar a mujeres con obesidad (un IMC de más de 30 kg/m2) al principio del embarazo a una intervención de dieta y ejercicio estándar del embarazo. 

El protocolo incluyó asesoramiento personalizado, restricción de la ingesta dietética de grasas saturadas, consumo de alimentos con bajo índice glucémico como verduras y legumbres, actividad física moderada y monitorizada y herramientas para registrar el ejercicio. 

Cambios en la dieta y actividad física

El seguimiento de los niños a los tres años de edad demostró que los hijos de mujeres con obesidad clínica tenían evidencia de remodelación cardíaca, un factor de riesgo para futuras enfermedades cardiovasculares. 

Los cambios incluyeron aumento del grosor del músculo cardíaco, frecuencia cardíaca elevada en reposo, evidencia de deterioro temprano de la función de relajación del corazón y aumento de la actividad nerviosa simpática, en comparación con las mujeres de peso normal. 

Como señala el doctor Paul Taylor, del King’s College London y primer autor de este estudio, “la obesidad materna parece tener un impacto adverso en el desarrollo del sistema nervioso fetal y el desarrollo del corazón del feto, que es evidente hasta los tres años de edad. Una intervención compleja en el estilo de vida durante el embarazo se asoció con la protección contra la remodelación cardíaca en los bebés. Podemos suponer que estos cambios en el corazón y su función empeorarán con el tiempo, poniendo al niño en mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro”.

El estudio sugiere que la obesidad materna puede tener un impacto duradero en la salud cardiovascular del niño. La promoción de cambios en la dieta y la actividad física durante el embarazo puede reducir este riesgo.

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