
Cuando se trata de comprar probióticos, la mayoría de las etiquetas de productos no ofrecen a los consumidores información suficiente, según las conclusiones de un estudio en el que han participado especialistas del Centro Médico de la Universidad de Georgetown.
En este trabajo, publicado en Journal of General Internal Medicine, los investigadores encontraron que de 93 recientes probióticos comprados en comercios del área de Washington D. C., solo 33 (el 35%) tenían información sobre evidencia clínica de sus beneficios. El resto podrían respaldarse por estudios clínicos, pero no pudieron rastrear la evidencia ya que la etiqueta carecía de suficientes datos.
Los investigadores consideran un producto respaldado por evidencia clínica si el etiquetado revela la cepa de bacterias y la cantidad de levadura, y no que «la dosis es beneficiosa».
«El mayor número de cepas, una mayor dosis o un mayor costo no se asociaron con pruebas», dice el investigador principal del estudio, Dan Merenstein, profesor de Medicina Familiar y director de programas de investigación para el Departamento de Medicina Familiar de la Universidad de Georgetown.
Ninguno de los 33 envases vinculados a la evidencia de que los probióticos eran clínicamente beneficiosos mencionaba esos estudios en la etiqueta.
Las etiquetas de los probióticos no son claras
En 2014, un grupo de expertos, dos de los cuales son autores en este documento, afirmaron que la definición de probióticos es «microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud«.
El multitudinario uso de los probióticos ha llevado a una serie de estudios que han encontrado que varias cepas funcionan según lo previsto, pero en estudios adicionales han demostrado que otras cepas no funcionan mejor que un placebo. Los fabricantes solo deben demostrar que los probióticos comerciales son seguros para el consumidor.
De los 93 productos examinados, 67 se consideraron «únicos» en función de la composición de cepas distintas. Además, cualquier producto que no revelara cepas en las etiquetas se consideró único ya que no se pudo determinar la composición precisa.
Pero la evidencia «no se puede rastrear en muchos de los productos de dosis alta, de especies múltiples y más caros», dice Merenstein. Algunos de estos productos enumeran algunas cepas que se sabe que son beneficiosas, pero como la dosis de la cepa no se revela, los investigadores no pudieron determinar si dichas cepas estaban presentes en una cantidad adecuada y, por tanto, eficaz.