Papel activo de la placenta con la vitamina D y el feto
La vitamina D debe transferirse desde la sangre materna a través de las capas de la barrera placentaria humana hasta el feto, como se muestra en esta imagen obtenida con un microscopio electrónico. La sangre materna llena el espacio intervelloso y la vitamina D atraviesa una barrera continua llamada sincitiotrofoblasto (flechas blancas). El metabolismo ocurre dentro de esta capa y las sustancias salen a través de la membrana basal que mira al feto y la lámina basal (flechas negras). El tejido conectivo del estroma se encuentra entre el sincitiotrofoblasto y los capilares fetales. Imagen: Ashley et al.

La transferencia y el metabolismo de la vitamina D, a través de la placenta en el embarazo, ha sido estudiado por investigadores británicos en un estudio pionero, que abre la puerta a la mejor comprensión del desarrollo fetal.

Claire Simner, de la Universidad británica de Southampton y autora principal del trabajo que aparece en eLife, destaca que los hallazgos arrojan luz sobre el papel de la placenta, la vitamina D materna y el desarrollo fetal.

Cabe recordar que la vitamina D ayuda al organismo a absorber el calcio, uno de los principales componentes de los huesos. La vitamina D también juega un papel de relieve en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.

Esta investigadora recuerda que, como la vitamina D no puede ser producida por el feto, debe transferirse a través de la placenta. Las concentraciones maternas de vitamina D se asocian positivamente con el crecimiento óseo fetal y el peso al nacer, y estas vinculaciones continúan durante el crecimiento del bebé.

Las conclusiones de este estudio británico chocan con trabajos anteriores, en los que se dice que la vitamina D materna se transfiere pasivamente a través de la placenta.

Como explica la doctra Simner, “la investigación en los riñones ha cuestionado el papel de la difusión pasiva en la absorción de la vitamina D. En cambio, ha demostrado que esta absorción se impulsa principalmente por la endocitosis de la vitamina D, donde se junta con la proteína de unión albúmina y se introduce en las células”.

Junto con el doctor Brogan Ashley, Simmer llevó a cabo este estudio en el que defienden la existencia de un mecanismo endocítico similar en la placenta, “que sugiere que este órgano que se desarrolla en el útero durante el embarazo, desempeña un papel activo en el suministro de vitamina D al feto«.

Absorción de vitamina D en la placenta

El objetivo de la investigación era descubrir cómo la vitamina D materna se absorbe, metaboliza y media la expresión génica dentro de la placenta.

Para determinar esos mecanismos de absorción, el equipo incubó fragmentos de placenta humana de recién nacidos a término con vitamina D, junto con albúmina durante ocho horas. Luego analizaron la expresión génica de los fragmentos utilizando la técnica rtPCR cuantitativa.

Su análisis reveló un aumento significativo en la expresión de un determinado gen (CYP24A1) involucrado en el control de la cantidad de vitamina D en el cuerpo, en los fragmentos después de la incubación, en comparación con los que se incubaron solo con vitamina D. Con estos resultados los científicos sugieren que la albúmina podría permitir la absorción de vitamina D.

«Estos hallazgos muestran que la endocitosis puede desempeñar un papel importante en la absorción de vitamina D en la placenta humana, como se vio anteriormente en los riñones», puntualiza la profesora la Jane Cleal, especialista en epigenética y miembro del equipo.

Además, el equipo demostró que la exposición a la vitamina D produce efectos rápidos en el conjunto completo de moléculas de ARN mensajero (transcriptoma) y de proteínas (proteoma) expresadas por la placenta.

Los resultados revelan que el paisaje epigenético subyacente de la placenta, la interacción entre los genes y el medio ambiente, ayuda a dictar esta respuesta transcripcional al tratamiento con vitamina D.

Como destaca la profesora Cleal, este trabajo es “el primer estudio cuantitativo que demuestra la transferencia activa y el metabolismo de la vitamina D por parte de la placenta humana, con efectos generalizados en ese órgano”.

No obstante, puntualiza que son necesarios trabajos adicionales para determinar cómo se relacionan estos hallazgos con las etapas anteriores de la gestación.

La vitamina del Sol

A la vitamina D se la conoce como la vitamina del Sol, ya que el organismo la produce cuando se expone a la luz solar. Dependiendo de dónde se viva, es posible que solo se necesiten 10 minutos de Sol tres a cuatro veces por semana para ayudar al cuerpo a generar la cantidad de este nutriente que necesita.

Por otra parte, la mayoría de las personas obtienen muy poca vitamina D de los alimentos que ingieren. Esto se debe a que hay muy pocos alimentos que la contengan, como el pescado graso, el aceite de pescado, los huevos, el queso o la mantequilla.

Los niños que no obtienen suficiente vitamina D corren el riesgo de padecer raquitismo, trastorno que afecta a los huesos que se ablandan y se rompan fácilmente.

Como explica MedlinePlus, el déficit de vitamina D puede retrasar el crecimiento de un niño. También puede provocar caries y problemas con la estructura dental. Los adultos que no obtienen suficiente vitamina D corren el riesgo de padecer osteomalacia (huesos débiles), osteoporosis (huesos delgados) y debilidad muscular. Esto puede aumentar el riesgo de fracturas óseas y caídas.

La cantidad de vitamina D que necesita el cuerpo puede variar según el peso, genes y color de piel, si se tiene alguna condición crónica e incluso dónde se vive y cuánta exposición al Sol se recibe. Los adultos menores de 70 años necesitan recibir 600 unidades internacionales (UI) de vitamina D por día. Los mayores de esta edad, 800 UI.

Para niños y adolescentes de entre uno y 18, la dosis diaria recomendada es de 600 UI, frente a los 400 UI que se recomienda desde el nacimiento hasta el año. La leche materna solo contiene una pequeña cantidad de vitamina D.

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