impuestos a bebidas azucaradas
Según los investigadores, beber un refresco se traduce en un coste para la salud de alrededor de 10 centavos (0,09 euros). Foto: zirconicusso / Freepik

El trabajo, que ve ventajas similares a las de los impuestos al tabaco, también ofrece parámetros de políticas que considera más efectivos que muchos impuestos a las bebidas azucaradas ya existentes.

El análisis, realizado por investigadores de la Universidad de Nueva York, la Escuela Wharton en la Universidad de Pennsylvania y la Universidad de California en Berkeley, se publica como documento de trabajo de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER).

«La investigación es clara: las bebidas azucaradas son malas para nuestra salud«, observan Hunt Allcott, de la Universidad de Nueva York; Benjamin Lockwood, de Wharton; y Dmitry Taubinsky, de UC Berkeley, autores de los artículos. «Nuestro estudio da un paso más para evaluar la lógica económica general a la hora de establecer un impuesto. Al utilizar un marco económico, demostramos que gravar los refrescos genera beneficios netos para la sociedad, teniendo en cuenta los efectos en la salud, el disfrute de las personas que consumen refrescos, el valor de los ingresos fiscales y otros factores».

La investigación estima que un impuesto nacional a las sodas generaría siete mil millones de dólares en beneficios netos para la sociedad cada año.

Preocupaciones sobre la regresividad

«Estimamos que los impuestos a las bebidas azucaradas benefician tanto a las personas con ingresos bajos como a las altas», dicen los investigadores. «Mientras que las personas de bajos ingresos beben más bebidas azucaradas y, por lo tanto, pagan más en impuestos a los refrescos, su salud también se beneficia más por beber menos».

Los investigadores también encuentran que los impuestos a nivel estatal serían incluso más efectivos que los impuestos a nivel local, como los implementados en San Francisco, Filadelfia y otras ciudades de los Estados Unidos.

«Los impuestos sobre las bebidas azacaradas producirían más beneficios a nivel estatal que a nivel local, ya que cubren a más numero personas. Además, comprar refrescos libres de impuestos a las afueras de la ciudad, lo que algunas personas hacen, diluye los beneficios de un impuesto», añaden.

Los estados de Arizona, California, Michigan y Washington han aprobado leyes que prohíben nuevos impuestos a los refrescos. Los hallazgos de la investigación sugieren que estas prohibiciones no están justificadas económicamente.

Conclusiones sobre los beneficios sociales de los impuestos a las bebidas azucaradas:

  • Al igual que los vehículos que contaminan perjudican a todos, las bebidas azucaradas están vinculadas a la diabetes, la obesidad y las enfermedades del corazón. Esto se traduce en que los contribuyentes pagan las facturas médicas a través de Medicare y Medicaid, o las aseguradoras privadas. Los investigadores estiman que, en promedio, beber una lata de refresco se traduce en un coste de alrededor de 10 centavos (0,09 euros) de los costos de atención médica a los demás.
  • El 53% de los estadounidenses que consumen refrescos dice que lo hacen «más a menudo de lo que debería», según una encuesta anterior que sugiere que los impuestos a las bebidas azucaradas ayudan a las personas a reducir el consumo. Además, las personas con alto conocimiento nutricional beben muchas menos bebidas azucaradas, lo que indica que los impuestos a los refrescos ayudan a las personas a reducir el consumo al nivel que elegirían por sí mismos si estuvieran completamente informados sobre los impactos en la salud.
  • Estudios anteriores han demostrado que las personas de bajos ingresos son las más afectadas por la diabetes, la obesidad y las enfermedades del corazón (afecciones relacionadas con el consumo de sodas), por lo que probablemente se beneficiarían más al beber menos de estas bebidas. Además, las personas de bajos ingresos tienen menos conocimientos sobre nutrición y es más probable que informen de que toman refrescos «con más frecuencia de lo que debería».

Mayor efectividad en la aplicación del impuesto

El trabajo también ofrece pautas para hacer que los impuestos a las bebidas azucaradas existentes sean más efectivos al tiempo que reconoce que encontrar un nivel impositivo óptimo requiere un estudio adicional.

Teniendo en cuenta que es el azúcar, no el agua, lo que no es saludable, los investigadores dicen que los impuestos deben estar relacionados con la cantidad de azúcar en una bebida, y no con el volumen de líquido. Calculan que los beneficios netos serían mucho mayores a una tasa impositiva de 0,5 centavos por gramo de azúcar que en el estándar de 1 centavo por onza de líquido.

Los estudios, apoyados por la Fundación Alfred P. Sloan, aparecerán este año en Quarterly Journal of Economics y en Journal of Economic Perspectives.

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