
Los investigadores y clínicos saben desde hacer tiempo que el cáncer de próstata se origina cuando las células de esta glándula masculina que se encuentra debajo de la vejiga y delante del recto, comienzan a crecer fuera de control.
Un equipo de científicos de varias universidades australianas, así como de diversas instituciones de Canadá, Estados Unidos, Francia y Japón, explican en Cell Reports el proceso por el que este tumor ofrece resistencia a los tratamientos.
Paralelamente, en este estudio se obtienen nuevos datos sobre el desarrollo del cáncer de próstata neuroendocrino, uno de los más agresivos.
Algunos cánceres de próstata crecen y se propagan rápidamente, pero la mayoría lo hace lentamente. De hecho, estudios realizados en algunas autopsias muestran que muchos hombres de edad avanzada (e incluso más jóvenes) que murieron por otras causas también tenían cáncer de próstata, pero ni siquiera sus médicos ni ellos lo sabían.
Errores al aplicar resonancia magnética
Sobre estas situaciones, otro estudio de la Universidad de California en Los Ángeles, que publica Urology, reconoce que, en numerosas ocasiones, la resonancia magnética subestima con frecuencia el tamaño del tumor en el cáncer de próstata.
En este trabajo de investigadores del Jonsson Comprehensive Cancer Center, en UCLA, se descubrió que las imágenes por resonancia magnética (MRI) frecuentemente subestiman el tamaño de los tumores de próstata, lo que puede conducir a un tratamiento insuficiente.
Los autores del estudio, dirigidos por el profesor Robert Reiter, encontraron que estas situaciones se producen con mayor frecuencia cuando el tamaño del tumor acotado por resonancia magnética es pequeño y la puntuación PI-RADS, que se utiliza para clasificar las lesiones en el análisis de resonancia magnética de próstata, es baja.
En este trabajo, analizaron los casos de 441 voluntarios diagnosticados con cáncer de próstata. En todos ellos compararon el tamaño del tumor medido por resonancia magnética con el tamaño real del tumor después de la extracción de esta glándula.
Para que los tratamientos de tumores de próstata tengan éxito, tanto la medición del tamaño de la resonancia magnética como la puntuación PI-RADS deben ser precisas, porque permiten a los clínicos determinar con precisión dónde terminan los tumores y dónde comienza el tejido sano normal que los rodea.
Plasticidad celular en cáncer de próstata
Como recuerda el profesor Luke Selth, experto en biología molecular de la Universidad australiana de Flinders, en Bedford Park, y coordinador de este grupo multinacional, algunos tumores muestran “una mayor plasticidad celular en respuesta a condiciones nuevas o estresantes, como la terapia del cáncer. Esta plasticidad permite que las células cancerosas se adapten y sigan creciendo, evolucionando hacia diferentes tipos de células que ya no responden a la terapia”.
En este sentido, destaca que el aumento de la plasticidad celular se reconoce cada vez más como una característica clave por la cual los cánceres de próstata se vuelven resistentes a la terapia y progresan hacia una etapa letal.
“Nuestro estudio -añade- revela que una molécula en particular puede mejorar esta plasticidad en el cáncer de próstata, lo que lleva a la aparición de cáncer de próstata neuroendocrino”.
Aunque los resultados de este estudio multinacional tardarán un tiempo en poder aplicarse a la clínica, este investigador australiano asegura que “proporcionan nuevos conocimientos importantes sobre cómo evolucionan los cánceres de próstata, en respuesta a la terapia”.