Identifican en laboratorio cómo prevenir la metástasis
Cáncer de mama metastásico en el líquido pleural. Foto: CC BY 2.0/Ed Uthman

El trabajo de investigación básica de un equipo de oncólogos clínicos suizos, de la Universidad de Basilea y del hospital universitario de ese campus, abre las puertas a la prevención de metástasis en cánceres.

Las metástasis pueden desarrollarse en el organismo incluso años después de que el paciente superara el tratamiento terapéutico para el tumor maligno. Se origina a partir de células cancerosas que migraron del tumor original a otros órganos y que pueden permanecer inactivas durante cierto tiempo.

Ahora, como describen en Nature, han descubierto cómo esas células durmientes se mantienen silentes y cómo se despiertan y dan lugar a metástasis.

Se ha comprobado ampliamente que las células cancerosas pueden migrar del tumor original a otros tejidos del cuerpo, donde sobreviven después del tratamiento terapéutico, en una especie de hibernación denominada latencia.

Una de las cuestiones de mayor calado en la investigación del cáncer, para la que todavía no hay una respuesta nítida, es qué causa exactamente esa transición.

El profesor Mohamed Bentires-Alj, de la Universidad de Basilea, detalla que “ese período de inactividad ofrece una ventana terapéutica importante, en la que el número de células cancerosas y su heterogeneidad aún son manejables. Comprender los mecanismos celulares y moleculares que subyacen a la latencia del tumor es, por lo tanto, crucial para prevenir la recurrencia del cáncer”.

Células ‘asesinas’ naturales

La doctora Anna Correia, primera autora de este estudio, y el resto del equipo trabajaron con modelos de ratón y muestras de tejido humano. De esta forma, determinaron cómo las células cancerosas, que originalmente habían migrado de un tumor mamario al hígado, permanecían inactivas o se despertaban para formar metástasis.

Esta investigadora subraya que hay dos tipos de células que juegan un papel clave en esta transición. Una de ellas es la célula asesina natural; esto es, un tipo de célula inmunitaria que tradicionalmente elimina las células anormales o cancerosas, pero que también puede ralentizar su proliferación.

Como encontró el equipo de la doctora Correia, esto es exactamente lo que parecen hacer para controlar las células cancerosas inactivas. Las células asesinas naturales secretan interferón gamma, una sustancia que mantiene a las células cancerosas en hibernación.

El otro tipo de célula, la estrellada hepática, influye en las células asesinas naturales. Cuando se activan las células estrelladas hepáticas, inhiben las células inmunes. Esto, a su vez, permite que las células cancerosas se despierten de la hibernación.

“Puede haber varias razones por las que se activan las células estrelladas hepáticas; por ejemplo, inflamación crónica en el cuerpo o infección persistente”, opina la doctora Correia. Con estos resultados, el equipo de científicos trabajará ahora en intentar averiguar las causas exactas a través de más estudios.

Métodos para prevenir la metástasis

Así, los resultados publicados indican varios métodos posibles para prevenir la metástasis: inmunoterapia basada en interleucina-15, que aumenta el número de células asesinas naturales en el tejido; terapia con interferón gamma, que mantiene el estado latente de las células cancerosas; e inhibidores del mecanismo a través del cual las células estrelladas hepáticas paralizan a las células asesinas naturales.

Ya existen terapias apropiadas para todos estos enfoques, pero todavía tienen que probarse en clínica. En este sentido, el profesor Bentires-Alj hace hincapié en que “nuestros hallazgos aumentan la esperanza de las inmunoterapias, que se centran en las células asesinas naturales, como estrategia preventiva para los pacientes con células cancerosas inactivas en riesgo de desarrollar metástasis”.

El próximo paso consistirá en demostrar que la estimulación de las células asesinas naturales previene la metástasis en pacientes humanos. “Actualmente, estamos buscando financiación para ello”, concluye este investigador.

Finalmente, la doctora Correia define a estas células “como una barrera natural contra la metástasis en el hígado. Si también pudieran utilizarse para prevenir el desarrollo de metástasis en otras partes del cuerpo, sería posible prevenir permanentemente la recurrencia del cáncer”.

Cómo se desarrollan las metástasis

Según la American Society of Clinical Oncology, la metástasis significa que el cáncer se ha diseminado a una parte del cuerpo distinta de donde comenzó. Los facultativos también pueden llamarlo cáncer metastásico, cáncer avanzado o cáncer en estadio 4. Pero estos términos pueden tener diferentes significados. Por ejemplo, un cáncer de tamaño grande, pero que no se ha diseminado a otra parte del organismo también se puede denominar cáncer avanzado o cáncer localmente avanzado.

Las metástasis normalmente se desarrollan cuando las células cancerosas se desprenden del tumor principal e ingresan al torrente sanguíneo o al sistema linfático. Estos sistemas transportan fluidos por el cuerpo. Eso significa que las células cancerosas pueden desplazarse hacia un lugar alejado del tumor original y formar nuevos tumores cuando se asientan y crecen en una parte diferente del cuerpo.

A veces, las metástasis también pueden desarrollarse cuando las células cancerosas del tumor principal, habitualmente en el estómago o la cavidad abdominal, se desprenden y crecen en áreas cercanas, como el hígado, los pulmones o los huesos.

Cualquier tipo de cáncer puede diseminarse. El hecho de que esto suceda o no depende de varios factores, entre ellos los siguientes: el tipo de cáncer, ya que algunos son más propensos a diseminarse que otros; la velocidad con la que crece el cáncer y otros factores relacionados con el comportamiento del tumor.

Diseminación del cáncer

El cáncer puede diseminarse a casi todas las partes del cuerpo. Algunos tipos de cáncer tienden a diseminarse a determinadas partes. Por ejemplo: el cáncer de mama tiende a diseminarse a los huesos, el hígado, los pulmones, la pared torácica y el cerebro; el cáncer de pulmón se disemina en el cerebro, los huesos, el hígado y las glándulas suprarrenales; el cáncer de próstata tiende a diseminarse a los huesos y el cáncer rectal y de colon se disemina en hígado y pulmones.

Con menos frecuencia, el cáncer puede diseminarse a la piel, los músculos u otros órganos del cuerpo. Las células cancerosas también se diseminan hacia la cavidad pleural, la membrana que rodea a los pulmones. También puede aparecer en la cavidad peritoneal; esto es, el espacio que rodea al estómago.

Cuando estas células cancerosas provocan la acumulación de líquido en estas áreas, se denomina derrame pleural maligno y ascitis maligna, respectivamente.

Finalmente, si un cáncer se ha diseminado a otra parte del organismo recibe el mismo nombre que el original. Por ejemplo, el cáncer de mama que se ha diseminado al hígado se denomina cáncer de mama metastásico, no cáncer de hígado.

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