Hallan conexión entre el virus de Epstein-Barr y la Esclerosis Múltiple
Virus de Epstein-Barr (EBV). Foto: Instituto Nacional del Cáncer/ NIH

La Esclerosis Múltiple (EM), enfermedad del sistema nervioso central, es el resultado de una complicación por la infección del virus de Epstein-Barr (EBV). A esta conclusión han llegado científicos de Estados Unidos después de llevar a cabo un nuevo análisis de datos de 10 millones de soldados de este país.

Aunque todavía es desconocida la causa subyacente de esta enfermedad, ahora se cree que el virus de Epstein-Barr es un posible culpable. Sin embargo, la mayoría de las personas infectadas con este virus común no desarrollan Esclerosis Múltiple y no es factible demostrar directamente la causalidad de esta enfermedad en humanos.

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad inflamatoria desmielinizante crónica del sistema nervioso central de etiología desconocida. Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Stanford, entre los que figura como primer autor Kjetil Bjornevik, asegura hoy en Science que la Esclerosis Múltiple está causada por el virus de Epstein-Barr. Basan su afirmación después de analizar datos de una cohorte de más de 10 millones de adultos jóvenes en servicio activo en el ejército de los EE UU.

De esa cifra, 955 fueron diagnosticados con Esclerosis Múltiple durante su período de servicio. El riesgo de padecer la enfermedad aumentó 32 veces después de la infección con el virus de Epstein-Barr, pero no cambió después de la infección con otros virus, incluido el citomegalovirus transmitido de manera similar.

En este trabajo se explica también que los niveles séricos de cadena ligera de neurofilamentos, un biomarcador de degeneración neuroaxonal, aumentaron solo después de la seroconversión del virus de Epstein-Barr.

Epstein-Barr, posible causa de Esclerosis Múltiple

En opinión de William Robintson, también de este equipo, «estos hallazgos no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido y sugieren que el virus de Epstein-Barr es la causa principal de Esclerosis Múltiple«.

En este sentido, destacan que uno de los tratamientos más efectivos para esta enfermedad son los anticuerpos monoclonales anti-CD20. «Dirigirse directamente al virus podría tener grandes ventajas en comparación con las terapias basadas en anti-CD20 -señala- que deben administrarse mediante infusión intravenosa y pueden aumentar el riesgo de infecciones».

Como detallan en Mayo Clinic, la mayoría de las personas con Esclerosis Múltiple tiene un curso de enfermedad recurrente-remitente, con síntomas nuevos o recaídas que aparecen durante días o semanas y, por lo general, mejoran en forma parcial o total.

A estas recaídas les siguen períodos tranquilos de remisión de la enfermedad que pueden durar meses e incluso años. Pequeños aumentos en la temperatura corporal pueden empeorar temporalmente los signos y síntomas de la Esclerosis Múltiple, pero no se consideran verdaderas recaídas de la enfermedad.

Al menos el 50% de los pacientes con Esclerosis Múltiple recurrente-remitente desarrollan finalmente una progresión constante de los síntomas, con o sin períodos de remisión, en un plazo de 10 a 20 años a partir de la aparición de la enfermedad. Esta situación se conoce como Esclerosis Múltiple secundaria-progresiva.

Si los síntomas empeoran, en general, se convierten en problemas de movilidad y de marcha. La tasa de progresión de la enfermedad varía enormemente entre las personas. Algunas experimentan un inicio gradual y una progresión constante de los signos y síntomas sin ninguna recaída, lo que se conoce como Esclerosis Múltiple primaria-progresiva.

Virus del herpes humano 4

El virus de Epstein-Barr (VEB), también conocido como el virus del herpes humano 4, es un miembro de la familia de los virus del herpes. Es uno de los virus más comunes en humanos. El VEB se encuentra en todo el mundo. La mayoría de las personas se ha infectado con el VEB en algún momento de su vida.

Se propaga generalmente por medio de los líquidos corporales, en particular, la saliva. Sin embargo, estos virus también se pueden propagar mediante la sangre y el semen, durante el contacto sexual, las transfusiones de sangre y los trasplantes de órganos.

Incluso puede propagarse al usar objetos, como un cepillo de dientes o un vaso para beber, que una persona infectada haya utilizado recientemente. El virus probablemente sobreviva sobre un objeto al menos mientras este permanece húmedo.

La primera vez que alguien se infecta por el VEB (infección primaria), puede propagar el virus durante semanas e incluso antes de tener síntomas. Una vez que el virus está en el cuerpo, permanece allí en un estado latente (inactivo). Si el virus se reactiva, la persona puede potencialmente propagarlo a otros, sin importar cuánto tiempo haya pasado desde la infección inicial.

El diagnóstico de una infección por el VEB puede ser un reto, ya que los síntomas son similares a los de otras enfermedades. La infección puede confirmarse por medio de un análisis de sangre que detecte los anticuerpos. Alrededor de nueve de cada 10 adultos tienen anticuerpos que muestran que tienen o han tenido una infección por el VEB.

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