
Uno de cada 10 preadolescentes, en Estados Unidos, reconocen que sienten curiosidad por el alcohol, el tabaco y la marihuana, de acuerdo con las conclusiones de un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan, que analizó a cerca de 12.000 niños de 9 y 10 años.
En el estudio-encuesta que difunde Drug and Alcohol Dependence Report, la profesora Megan Martz, autora principal y experta en el desarrollo del uso de sustancias y trastornos, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Michigan, subraya que el 3% de los 11.864 niños de 9 y 10 años del Adolescent Brain Cognitive Development Study (ABCD) reconocen que tienen un amigo que consume alcohol, tabaco o marihuana y que tienen curiosidad por probar estas sustancias adictivas.
Paralelamente, en este trabajo se destaca también que hasta el 35% de los padres de estos preadolescentes dijeron que sus hijos pueden tener fácil acceso al alcohol en el hogar, mientras que otros porcentajes menores dijeron lo mismo sobre el tabaco (7%) o la marihuana (3%).
Asimismo, cerca del 25% de los padres explicaron que aún no habían establecido reglas para sus hijos preadolescentes sobre si se les permitía usar estas drogas.
Estos hallazgos -como señala la profesora Martz- demuestran una variación considerable por género, raza/etnia e ingresos familiares en muchas de las medidas. En general, los varones eran más propensos a sentir curiosidad por estas sustancias que las niñas.
Los padres de raza negra eran mucho más propensos que otros progenitores a tener una regla para que sus hijos no puedan consumir alcohol, tabaco o marihuana, y los padres de bajos ingresos tenían una probabilidad levemente mayor que los de ingresos medios o altos de seguir esa regla.
Reglas sobre consumo de alcohol, tabaco y marihuana en niños
Mientras tanto, los preadolescentes cuyos padres ganaban más de 100.000 dólares o más al año tenían muchas más probabilidades de sentir curiosidad por el alcohol, y sus padres tenían más probabilidades de decir que estaba disponible en el hogar.
Los niños con ingresos familiares de 50.000 dólares anuales o menos tenían una probabilidad levemente mayor de sentir curiosidad por la nicotina y la marihuana, y de tenerlas disponibles en el hogar.
En todos los grupos, era más probable que los niños sintieran curiosidad por el alcohol o la nicotina si sus padres decían que estas sustancias están fácilmente disponibles en el hogar. Lo mismo sucedió con la curiosidad por la nicotina entre los niños cuyos padres no habían establecido reglas específicas sobre el uso de tabaco u otras sustancias que contienen nicotina.
Estas conclusiones podrían ayudar a futuros protocolos para adaptar mensajes y medidas preventivas e identificar a los niños con mayor riesgo para el consumo de estas drogas, sostiene la profesora Martz.
Reconoce que se sorprendieron al ver el porcentaje de padres (más del 25% de todo el grupo) que no habían establecido reglas explícitas sobre el uso de sustancias para niños de 9 y 10 años.
En comparación con todos los demás grupos raciales/étnicos, los padres afroamericanos tenían más probabilidades de haber establecido reglas contra el uso de sustancias, lo que sugiere que este subgrupo en particular puede estar usando estrategias de protección temprana, añade esta investigadora.
La profesora Martz y su equipo de la Universidad de Michigan forman parte del equipo que estudia a millares de niños y sus padres durante años, a través del ambicioso proyecto Adolescent Brain Cognitive Development Study.
Uno de cada cinco jóvenes de 14 años ha consumido alcohol
Un trabajo anterior que forma parte del Adolescent Brain Cognitive Development Study demostró que a la edad de 9 ó 10 años, uno de cada cinco niños había bebido alcohol, pero no habían consumido tabaco ni marihuana, aunque eran conscientes de lo que son estas drogas.
Paralelamente, otros investigadores de la Universidad de Michigan que llevan a cabo la encuesta Monitoring the Future han demostrado que, aproximadamente, uno de cada cinco jóvenes de 14 años ha consumido alcohol al menos una vez en el último año y el consumo de tabaco y marihuana se reconoce en un 11%.
Para el nuevo estudio, los investigadores también analizaron si los antecedentes familiares tenían alguna relación sobre los problemas con el alcohol de un niño.
El único hallazgo significativo fue que los padres de niños con antecedentes familiares de este tipo eran mucho menos propensos a decir que el alcohol era de fácil acceso en su hogar, lo que sugiere que sus padres habían tomado medidas para asegurarlo o no lo tenían en el hogar.
La profesora Martz señala que el tamaño del estudio nacional ABCD y las imágenes cerebrales que se realizan mientras los niños llevan a cabo diferentes tareas y pruebas ayudarán en el estudio sobre cómo los antecedentes familiares de problemas con el alcohol pueden estar involucrados.
Su investigación también incluye el análisis sobre los signos tempranos de que un niño sea vulnerable a los trastornos del estado de ánimo, como la depresión o la ansiedad, y cómo se correlacionan con otras medidas importantes para el uso y abuso de sustancias. Recientemente, la profesora Martz y su equipo presentaron datos sobre este tema.