Las campañas de concienciación y sensibilización sobre enfermedades cada vez son más frecuentes. Sin embargo, la capacidad de estas campañas de mejorar los desenlaces médicos es objeto de debate.
Algunos estudios que han analizado los mensajes de las campañas de cáncer de mama han observado que la mayoría de los mensajes estaban centrados en prácticas como ponerse lazos rosas, promocionar carreras solidarias u otras iniciativas benéficas, mientras que sólo una minoría ofrecían consejos médicos específicos o fomentaban la puesta en práctica de medidas preventivas.
Esta estrategia de conceder mayor protagonismo a los mensajes de contenido social que a los mensajes con recomendaciones médicas ha sido seguida en campañas de múltiples enfermedades.
En el caso de las campañas relacionadas con enfermedades mentales es especialmente preocupante, puesto que varios estudios han demostrado que las personas afectadas por este tipo de enfermedades suelen tener más dificultades para solicitar asistencia médica y son precisamente los mensajes con contenidos científicos los que mayor credibilidad y confianza suscitan en éstas personas.
Además, se ha demostrado que las campañas en las que predominan los mensajes con información sobre modalidades terapéuticas y ofertas o links a estos recursos aumentan las probabilidades de que estas personas acudan a la consulta.
Campañas sobre trastornos de la conducta alimentaria
Las redes sociales son una gran plataforma donde desarrollar campañas de salud y más aún cuando éstas están dirigidas a los jóvenes.
Un estudio reciente ha encontrado que la preocupación por la imagen corporal es una de las causas más frecuentes por la que los jóvenes buscan ayuda online. En este contexto, nos hemos planteado estudiar el impacto de dos campañas sobre trastornos de la conducta alimentaria en Twitter.
Una de las campañas que hemos analizado es Eating Disorder Awareness Week (semana de concienciación de los trastornos de la conducta alimentaria), que se organiza todos los años en febrero y tiene una gran repercusión a nivel internacional.
La otra campaña que hemos analizado es Wake Up Weight Watchers, que surgió de manera espontánea en febrero de 2018 cuando el famoso programa Weight Watchers anunció que ofrecía suscripción gratuita a los adolescentes. Weight Watchers es un programa para perder peso que tiene unos métodos muy estrictos, por lo que este anuncio preocupó a muchas organizaciones que iniciaron una campaña en contra de esta decisión del programa.
Uno de los principales objetivos de esta campaña era recordar a la sociedad, y de manera particular a las autoridades, que ponerse a dieta durante la adolescencia es un factor de riesgo para el desarrollo posterior de alteraciones de la conducta alimentaria. Hemos comparado el impacto de éstas campañas y el contenido de sus mensajes con el de los tuits que habitualmente circulan en Twitter con los hashtags de éstas enfermedades.
Falta de protagonismo de los mensajes médicos
Ambas campañas fueron exitosas a la hora de generar conversación sobre estas enfermedades y además lograron involucrar a muchos más usuarios de los que habitualmente discuten estos temas.
Sin embargo, al analizar el contenido de los tuits, hemos encontrado que las campañas de concienciación no lograron aumentar de manera significativa el debate médico, ni incluyeron más mensajes con ofertas de ayuda de los que habitualmente se generan de manera espontánea, ni dieron protagonismo a los testimonios de pacientes en tratamiento o ya recuperados.
Además, entre los hashtags más empleados en estas campañas no figuran los habitualmente empleados en los foros pro-anorexia y pro-bulimia, lo cual disminuye las posibilidades de conectar con las personas más vulnerables.
Las campañas de sensibilización han demostrado ser una herramienta poderosa para dar visibilidad a los trastornos de la conducta alimentaria. Sin embargo, para alcanzar unos objetivos más relevantes desde el punto de vista clínico es necesario conceder mayor protagonismo a los mensajes médicos, promocionar y facilitar el acceso a dispositivos o recursos terapéuticos, diseñar las campañas para llegar a las personas de mayor riesgo e involucrar a instituciones médicas y profesionales sanitarios en las campañas.