
La retina se ha convertido en la ventana del cerebro para el diagnóstico de atrofia en este órgano. Científicos interdisciplinares alemanes han dado un nuevo e importante paso en la detección de sustancia cerebral, con ayuda de herramientas biomédicas de última generación.
El profesor Frank G. Holz, director del departamento de Oftalmología de la Universidad de Bonn y coordinador de este trabajo que difunde Scientific Reports, puntualiza que los resultados sugieren que las evaluaciones de la retina del ojo podrían ayudar a detectar la pérdida de sustancia cerebral (atrofia cerebral).
Los hallazgos se basan en datos del Estudio de Renania, en el que han participado unas 3.000 personas, de entre 30 y 94 años. En este estudio han trabajado también especialistas interdisciplinares y clínicos del Centro alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE).
Uno de los objetivos era determinar biomarcadores de demencia y otras enfermedades neurodegenerativas. Un enfoque está en la retina humana: “Existe evidencia de que la retina puede servir como ventana al cerebro -explica el profesor Holz- y, en comparación con estudios anteriores, utilizamos tecnología más avanzada e investigamos a un grupo mayor de personas”.
Los datos obtenidos con esas dos herramientas biomédicas se analizaron en potentes plataformas informáticas, lo que permitió determinar automáticamente el grosor y los volúmenes, tanto de las distintas capas de la retina como de las diferentes estructuras del cerebro. Luego -como explica el doctor Matthias M. Mauschitez, primer autor de este estudio- buscaron asociaciones entre el volumen de la retina y el de determinadas estructuras cerebrales.
“Había una estrecha relación entre las capas de la retina interna y la materia blanca del cerebro. Cuanto más delgadas sean estas capas de la retina, menor será el volumen de la materia blanca del cerebro”, adelanta Mauschitez.
Volumen de retina y estructuras cerebrales
Por el contrario, las secciones de la retina externa se asociaron principalmente con la materia gris de la corteza cerebral. En el lóbulo occipital del cerebro, donde ocurre el procesamiento visual, estas asociaciones fueron particularmente pronunciadas.
Y los investigadores encontraron más relaciones. “El grosor de las diferentes capas de la retina se correlacionó estrechamente con el volumen del hipocampo. Esta es un área del cerebro que juega un papel central en la memoria y, a menudo, se ve afectada por la demencia”, explica el profesor Robert P. Finger, del Departamento de Oftalmología del Hospital Universitario de Bonn.
Estos resultados sugieren que las mediciones con Optical Coherence Tomography (SD-OCT) de la retina podrían servir potencialmente como biomarcadores para la atrofia cerebral y para monitorear la progresión de ciertas enfermedades neurodegenerativas.
No obstante, la profesora Monique Breteler, responsable del Estudio de Renania, cree que son necesarios más estudios en pacientes y durante más tiempo “para verificar estos resultados en un entorno clínico”.
Como explican en MedlinePlus, la retina es la capa de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior del globo ocular. Las imágenes que pasan a través del cristalino del ojo se enfocan en la retina, que convierte entonces estas imágenes en señales eléctricas y las envía por el nervio óptico al cerebro.
La retina, por lo general, es roja o naranja debido a que hay muchos vasos sanguíneos justo detrás de ella. Un oftalmoscopio le permite al especialista ver a través de la pupila y el cristalino hasta ella. En ocasiones, fotografías o exámenes especiales pueden mostrar detalles que el clínico no puede ver mirando solo a través de un oftalmoscopio.