![Callichimaera-perplexa Un cangrejo depredador de hace 95 millones de años](https://biotechmagazineandnews.com/wp-content/uploads/2022/01/Callichimaera-perplexa-696x464.jpg)
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En un trabajo que aparece en iScience, un equipo de paleontólogos de las universidades estadounidenses de Yale y Harvard han descubierto nuevas características ópticas, inusualmente grandes, de un fósil de cangrejo de hace 95 millones de años.
Pertenece a la especie Callichimaera perplexa, descrita por primera vez en 2019 en un estudio dirigido por Javier Luque, de Yale. Restos fosilizados de este depredador se encontraron en Boyacá (Colombia) y en Wyoming (EE UU).
Tenía aproximadamente el tamaño de una moneda de veinticinco centavos, presentaba grandes ojos compuestos sin órbitas, garras dobladas, boca con forma de patas, una cola expuesta y un cuerpo largo. Investigaciones anteriores indicaron que era el primer ejemplo de un artrópodo nadador con patas en forma de remo desde la extinción de los escorpiones marinos hace más de 250 millones de años.
“Los especímenes que tenemos del inusual cangrejo del Cretácico Callichimaera perplexa conservan algunos tejidos oculares muy delicados que normalmente no se conservan”, según Kelsey Jenkins, de la Universidad de Yale y primera autora del estudio. “Esto incluye facetas y tejidos ópticos internos. Este tipo de excelente conservación es poco común», destaca.
Javier Luque, ahora en la Universidad de Harvard, junto con Derek Briggs, profesor de Ciencias de la Tierra y Planetarias G. Evelyn Hutchinson, en la Facultad de Artes y Ciencias de Yale, completan este equipo.
Para llevar a cabo su trabajo, los investigadores analizaron cerca de un millar de cangrejos vivos y fósiles, incluidos ejemplares en diferentes etapas de desarrollo, que representan 15 especies de cangrejos. Los científicos compararon el tamaño de los ojos de los cangrejos y la rapidez con que crecían.
Sus ojos, el 16% de su cuerpo
Callichimaera encabezó la lista en ambas categorías. Sus ojos eran aproximadamente el 16% del tamaño de su cuerpo.
Asimismo, la tasa de crecimiento óptico de Callichimaera fue más rápida que la de cualquier otro cangrejo que estudiaron los investigadores. “Los cangrejos cuyos ojos crecen muy rápidamente están más inclinados visualmente, probablemente sean muy buenos depredadores que usan sus ojos cuando cazan, mientras que los ojos de crecimiento lento tienden a encontrarse en los cangrejos carroñeros que son menos dependientes visualmente”, matiza Briggs.
Fue un nuevo par de ojos lo que hizo posible el último hallazgo de Callichimaera. Jenkins, cuya principal experiencia de investigación ha sido con reptiles, recuerda que “Javier y Derek me guiaron y pude analizar la perspectiva de un extraño sobre un grupo de animales con los que originalmente no estaba familiarizada”, dijo Jenkins.
La investigación fue financiada, en parte, por la Sociedad Paleontológica, el Instituto de Estudios Biosféricos de Yale, el Consejo Nacional de Investigación en Ciencias e Ingeniería de Canadá y la Fundación Nacional de Ciencias.
Al observar la antigua pieza de ámbar, el primer pensamiento de Javier Luque no fue si el crustáceo atrapado dentro podría ayudar a llenar un vacío crucial en la evolución del cangrejo. Simplemente se preguntaba ¿qué diablos está haciendo un cangrejo atrapado en resina de árbol fosilizada?
“En cierto modo, es como encontrar un camarón en ámbar”, dijo en octubre pasado Javier Luque, investigador postdoctoral en el Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de Harvard. Este científico invirtió tres años tratando de desentrañar el rompecabezas y, junto con un equipo de científicos internacionales, explicó su descubrimiento en Science Advances. El descubrimiento proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución de estos crustáceos y cuándo se diseminaron por el mundo.
‘Verdadero cangrejo’
El cangrejo de cinco milímetros es el primero que se encuentra en ámbar de la era de los dinosaurios y los investigadores creen que representa la evidencia más antigua de incursiones en ambientes no marinos por verdaderos cangrejos.
Los verdaderos cangrejos (conocidos como Brachyurans) contrastan con los falsos cangrejos (llamados Anomurans) que técnicamente no son cangrejos pero que a veces se les llama por el nombre (como los ermitaños o cangrejos reales).
Los registros fósiles anteriores, que consisten principalmente en fragmentos y trozos de garras, sugirieron que los cangrejos no marinos llegaron a la tierra y al agua dulce hace unos 75 a 50 millones de años. Este nuevo descubrimiento lo lleva a hace al menos 100 millones de años, respondiendo a la pregunta inicial de Luque sobre qué estaba haciendo este cangrejo en la jungla y alineando el registro fósil con teorías de larga datación sobre la historia genética de los cangrejos.
“Si reconstruyéramos el árbol de la vida del cangrejo -armando un árbol genealógico- e hiciéramos un análisis de ADN molecular, la predicción es que los cangrejos no marinos se separaron de sus ancestros marinos hace más de 125 millones de años”, explica Luque.
“Pero hay un problema -añade- porque el registro fósil real, el que podemos tocar, es muy joven, tiene entre 75 y 50 millones de años… Así que este nuevo fósil y su edad del Cretácico medio nos permite cerrar la brecha entre la divergencia molecular predicha y el registro fósil real de cangrejos”.
La revolución del cangrejo del Cretácico
Los investigadores ahora creen que un evento conocido como la Revolución del Cangrejo del Cretácico, cuando los cangrejos (verdaderos o no) se diversificaron en todo el mundo y comenzaron a desarrollar sus formas corporales características, de aspecto malhumorado, sucedió más veces de lo que se pensaba anteriormente.
El nuevo fósil fue apodado Cretapsara athanata, el espíritu inmortal del Cretácico de las nubes y las aguas. El nombre honra su edad y los espíritus mitológicos del sur y sudeste asiático. La criatura suspendida en ámbar se reconoce instantáneamente como un verdadero cangrejo, lo que tiene sentido ya que los investigadores dicen que es el cangrejo fosilizado más completo jamás descubierto.
El equipo, utilizando escáneres de micro-TC, pudo ver con detalles claros tejidos delicados como las antenas, las patas y las piezas bucales del cangrejo revestidas con pelos finos, grandes ojos compuestos e incluso sus branquias. No faltaba ni un solo cabello, destacaron.
El estudio fue una colaboración entre Harvard y la Universidad de Geociencias de China, e incluyó a autores de 10 instituciones, incluida la Universidad de Yale, la Institución de Investigación Tropical Smithsonian de Panamá, la Universidad de Alberta, UC Berkeley, la Universidad de Yunnan y el Museo Real de Saskatchewan.
El espécimen de ámbar fosilizado se encuentra en el Museo del Ámbar de Longyin en China. La pieza fue recolectada por mineros locales en Myanmar y adquirida legalmente en 2015.
Luque, que ha dedicado más de una década a estudiar la evolución del cangrejo subrayó en octubre pasado que se dio cuenta del espécimen por primera vez en 2018 y que ha estado obsesionado con él desde entonces.