

El cerebro fósil de un anquilosaurio proporciona nuevos conocimientos que llegan a sorprender a los investigadores que lo han analizado. Podían alcanzar hasta ocho metros de longitud, pesar entre 300 y 500 kilos, y tener el cuerpo cubierto de placas óseas y púas. Pero eran lentos de movimiento y, además, sordos.
En un estudio que aparece en Scientific Reports, un equipo de científicos austriacos de las universidades de Viena y Greifswald concluye que si bien es probable que muchos dinosaurios vivieran en grupos, al menos algún anquilosaurio prefería una vida solitaria debido a su inferior sentido del oído.
Llegaron a esa conclusión tras examinar la caja craneana del dinosaurio austriaco con un tomógrafo computarizado de alta resolución, para producir un modelo tridimensional digital.
Los cráneos fósiles, que alguna vez albergaron el cerebro y otros tejidos neurosensoriales, son raros pero importantes para los científicos porque estas estructuras pueden proporcionar información sobre el estilo de vida de un animal determinado. Por ejemplo, los oídos internos pueden insinuar las capacidades auditivas y la orientación del cráneo.
Struthiosaurus austriacus era un nodosáurido comparablemente pequeño del Cretácico Superior (hace 80 millones de años) que habitaba en una localidad cercana a Muthmannsdorf, al sur de Viena. Los restos fósiles de este dinosaurio ya pertenecían a la colección del Instituto de Paleontología de Viena en el siglo XIX.
Caja craneana de un anquilosaurio
Para su estudio, Marco Schade, de la Universidad de Greifswald, y Cathrin Pfaff, de la Universidad de Viena, examinaron la pequeña caja craneana (50 mm) para revelar nuevos detalles de la anatomía y el estilo de vida de Struthiosaurus austriacus. Con estos datos se pudo conocer más sobre su sentido del equilibrio y la audición.
Los resultados de este trabajo demuestran que el cerebro de Struthiosaurus era muy similar a los de sus parientes cercanos. Por ejemplo, el flocculus, una antigua parte evolutiva del cerebro, era muy pequeño. Es importante para la fijación de los ojos durante los movimientos de la cabeza, el cuello y todo el cuerpo, lo que podía ser muy útil si un animal de este tipo intentaba atacar a posibles competidores o agresores.
«A diferencia de su pariente norteamericano Euoplocephalus, que tenía una maza en la cola y un flóculo claro en el yeso del cerebro, Struthiosaurus austriacus podría confiar más en su armadura corporal para su protección«, explica Marco Schade.
Junto con la forma de los canales semicirculares en el oído interno, sugiere a los investigadores que este herbívoro austriaco llevaba un estilo de vida excepcionalmente lento. Además, encontraron la lagena más corta de un dinosaurio.
Se trata de la parte del oído interno donde tiene lugar la audición y su tamaño puede ayudar a inferir las capacidades auditivas. Este estudio ofrece nuevos conocimientos sobre la historia evolutiva de los dinosaurios y su mundo, en el que Europa estuvo en gran parte sumergida en el océano.