![restos Las mujeres británicas de la Edad del Hierro lideraban las estructuras sociales](https://biotechmagazineandnews.com/wp-content/uploads/2025/02/restos-696x464.jpg)
Un estudio pionero que difunde Nature ha descubierto pruebas de que en la Edad del Hierro de Gran Bretaña la tierra se heredaba por línea femenina, y los maridos se trasladaban a vivir con la comunidad de sus mujeres. Se cree que es la primera vez que se documenta un sistema de este tipo en la Edad del Hierro europea.
Como explica la profesora Lara Cassidy, del Departamento de Genética del Trinity College de Dublin, genetistas y arqueólogos de la Universidad de Bournemouth han desvelado la estructura de la sociedad británica de la Edad del Hierro.
Este equipo interdisciplinar dirigido por Cassidy secuenció el ácido desoxirribonucléico (ADN) de numerosos miembros de una misma comunidad. De este forma consiguieron recuperar más de medio centenar de genomas antiguos de un conjunto de cementerios en la localidad de Dorset, al sur de Inglaterra, que se utilizaban antes y después de la conquista romana del año 43 d. C.
Los resultados revelaron que esta comunidad estaba centrada en vínculos de descendencia por línea femenina. En opinión de Cassidy, “este era el cementerio de un gran grupo familiar. Reconstruimos un árbol genealógico con muchas ramas diferentes y descubrimos que la mayoría de los miembros remontaban su linaje materno a una sola mujer, que habría vivido siglos antes. Por el contrario, las relaciones a través de la línea paterna eran casi inexistentes”.
“Esto nos indica -añade- que los maridos se trasladaban para unirse a las comunidades de sus esposas al casarse, y que la tierra podía transmitirse a través de la línea femenina. Es la primera vez que se documenta este tipo de sistema en la prehistoria europea y predice el empoderamiento social y político de las mujeres”.
“Es relativamente raro en las sociedades modernas, pero es posible que no siempre haya sido así”, puntualiza.
Mujeres de la Edad del Hierro
Pero aún hay más. El equipo descubrió que este tipo de organización social, conocida como matrilocalidad, no se limitaba a Dorset. Analizaron datos de estudios genéticos anteriores de la Gran Bretaña de la Edad del Hierro y, aunque el número de muestras de otros cementerios era menor, observaron que el mismo patrón surgía una y otra vez.
El profesor Dan Bradley, profesor de Genética de Poblaciones en Trinity y miembro del equipo, recuerda que “en toda Gran Bretaña hemos visto cementerios en los que la mayoría de los individuos descendían por vía materna de un pequeño grupo de antepasadas femeninas. En Yorkshire, por ejemplo, se había establecido una línea materna dominante antes del año 400 a. C. Para nuestra sorpresa, se trataba de un fenómeno muy extendido con profundas raíces en la isla”.
Los cementerios de la Edad del Hierro con tumbas bien conservadas son raros en Gran Bretaña, añaden, pero el de Dorset es una excepción, debido a las singulares costumbres funerarias de la gente que vivía allí, a la que los romanos denominaban durotriges.
Los investigadores tomaron muestras de ADN de un yacimiento cercano al pueblo de Winterborne Kingston, conocido por Duropolis. Allí, distintos equipos de arqueólogos de la Universidad de Bournemouth excavan desde 2009. Anteriormente, el equipo había observado que las tumbas durotriges mejor decoradas eran de mujeres.
En este punto, el doctor Miles Russell, director de la excavación y coautor del estudio, explica que, más allá de la arqueología, el conocimiento de la Gran Bretaña de la Edad del Hierro proviene principalmente de escritores griegos y romanos, pero no siempre se les considera los más confiables: dicho esto, sus comentarios sobre las mujeres británicas son notables a la luz de estos hallazgos.
Boudica y Cartimandua
“Cuando llegaron los romanos –subraya Russell-, se sorprendieron al encontrar mujeres ocupando puestos de poder. Dos de los primeros gobernantes registrados fueron reinas, Boudica y Cartimandua, que comandaban ejércitos. Se ha sugerido que los romanos exageraron las libertades de las mujeres británicas para pintar un retrato de una sociedad indómita. Pero la arqueología, y ahora la genética, explican que las mujeres fueron influyentes en muchas esferas de la vida de la Edad del Hierro. De hecho, es posible que la ascendencia materna fuera el factor principal que moldeó las identidades grupales”.
Estas dos guerreras dirigieron sendas rebeliones contra Roma en Britania. Según la historia, la reina Cartimandua y sus guerreros vencieron en combate a la Novena Legión romana.
Así, el antropólogo Martin Smith, también del equipo, asegura que los resultados “ofrecen una forma totalmente nueva de analizar los enterramientos que estamos descubriendo. Aparecen aspectos ocultos de las vidas e identidades de estas personas. También vemos que tenían un profundo conocimiento de su propia ascendencia: se produjeron matrimonios múltiples entre ramas distantes de esta familia y posiblemente se favorecieron, pero se evitó la endogamia”.
Siguiendo los escritos de Julio César, los investigadores descubrieron además una huella de migración de la Edad de Hierro a la costa sur de Inglaterra que no se había detectado en estudios génicos anteriores. Así, para el doctor Cassidy, “ya se había detectado una migración a Gran Bretaña durante la Edad del Bronce tardía, lo que llevó a algunos a plantear la hipótesis de que la lengua celta llegó durante este período. Pero nuestros resultados apuntan a una importante movilidad a través del canal también durante la Edad del Hierro. Será difícil precisar el momento de llegada del celta. De hecho, es muy posible que estas lenguas se introdujeran en Gran Bretaña en más de una ocasión”.
La Edad del Hierro
La Edad del Hierro es el último de los tres grandes periodos que se usan para clasificar las sociedades prehistóricas, tras la Edad de Piedra (paleolítico) y la del Bronce (calcolítico).
En otras palabras, la Edad del Hierro (750 – 100 a.C.) se configura como el último período de la Prehistoria a partir del Sistema de las Tres Edades (Piedra, Bronce y Hierro) de Thomsen (1836). Se define por su tecnología más relevante: los objetos elaborados en hierro.
Las excavaciones de sitios clave en Centroeuropa, a mediados del siglo XIX, proporcionaron las evidencias materiales para reconocer la evolución de esta crucial etapa con dos fases: Hallstatt o Primera Edad del Hierro y La Tène o Segunda Edad del Hierro.
La idea de una Edad del Hierro prerromana en la década de 1860 fue decisiva en la manera de pensar y concebir la etapa final de la Prehistoria.
Como se detalla en la obra Gentes de la Edad del Hierro, de Gonzalo Ruiz Zapatero, de la Universidad Complutense de Madrid, las excavaciones arqueológicas en sitios como La Tène (1857-1865), Alesia (1862-1865) y Hallstatt (1846-1876) entregaron los materiales para esbozar una Edad del Hierro que se situaba, de forma imprecisa, entre el final de la Prehistoria antediluviana y el comienzo de la Historia (Roma) con los primeros textos escritos.
Entre los años 1860 y 1870, se aceptó la idea de una Edad del Hierro prerromana relacionada con los antiguos celtas y se estableció una primera agenda investigadora. En 1871 se reconocieron tumbas con ajuares de hierro en cementerios del norte de Italia como las centroeuropeas y se relacionaron con invasiones celtas recogidas en las fuentes clásicas.