Javier Urzay: Reactivar España desde la salud
Imagen: OpenClipart-Vectors

La dura crisis sanitaria contra la que luchamos desde hace un año ha colocado a la industria biofarmacéutica en el foco del interés social, con la demanda de soluciones en forma de tratamientos y vacunas. Las compañías farmacéuticas han asumido esa responsabilidad y han respondido a ella.

De inmediato se inició una carrera global sin precedentes para hallar soluciones basada en la cooperación, tanto entre compañías como entre estas y gobiernos e instituciones públicas y privadas de investigación, que ha logrado en menos de un año poner a disposición de la población vacunas eficaces y seguras contra el SARS-CoV-2. Es una hazaña sin precedentes en la historia de la ciencia.

Con todo, la pandemia nos ha dejado varias enseñanzas. Una de ellas, la más importante a mi juicio, es que ha mostrado al conjunto de la población la estrecha vinculación entre salud y economía. No hay economía sin salud, como tampoco hay salud sin medicamentos ni medicamentos sin investigación.

Hemos visto también hasta qué punto no cabe considerar la sanidad como un gasto, sino como una inversión muy rentable para la sociedad. Sobre esta base debemos analizar las necesidades financieras y el esfuerzo que la sociedad está dispuesta a hacer en el sistema de salud.

La otra gran lección de esta pandemia es la importancia que tiene contar con sectores radicados en nuestro país con capacidad productiva para poder reaccionar ante una emergencia sanitaria. Hemos comprobado la excesiva dependencia que tenemos en Europa de países asiáticos en la producción de principios activos y medicamentos esenciales.

Durante la pandemia, hemos visto cómo algunos de estos medicamentos esenciales han dejado de fabricarse en Europa y se importan de países asiáticos por sus menores costes. En la mayor parte de los casos hablamos de medicamentos maduros, con muchos años en el mercado y que ya no tienen protección de patente, pero que siguen siendo los indicados para combatir ciertos síntomas o enfermedades.

En España y Europa, estos medicamentos son sometidos a constantes bajadas de precios, lo que obliga a las compañías a reducciones de costes hasta niveles imposibles de conseguir con los requerimientos laborales y medioambientales exigidos a las empresas del mundo occidental. Las autoridades públicas son conscientes de que esta gran dependencia externa no es deseable en un ámbito tan delicado como el del medicamento y que el farmacéutico es de esos sectores clave que deben potenciarse para asegurar una producción local de bienes con los que poder reaccionar ante cualquier crisis.

Medes, algo más que un proyecto

Con el fin de abordar esta cuestión, desde Farmaindustria hemos presentado al Gobierno la Manifestación de Interés del proyecto MEDES (Medicamentos Esenciales y Capacidades Industriales Estratégicas para la cadena de valor de la Industria Farmacéutica Innovadora en España), que se enmarca dentro del Programa de Impulso de proyectos tractores de Competitividad y Sostenibilidad Industrial del Ministerio de Industria.

Esta iniciativa reúne de inicio a 14 laboratorios farmacéuticos nacionales y multinacionales pertenecientes a la Asociación y 21 empresas auxiliares, que colaboran en diversas áreas, como desarrollos industriales, materiales de envasado, ingeniería de procesos, digitalización o medio ambiente.

La iniciativa, que aspira a ser uno de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) que apruebe en su momento el Consejo de Ministros, supone una inversión del sector cercana a los 500 millones de euros, que probablemente se incrementará si más compañías farmacéuticas se suman con más proyectos en el marco de esta iniciativa una vez se publiquen las convocatorias específicas.

Los objetivos del proyecto son aumentar las capacidades estratégicas de fabricación para disponer de mayores garantías en el abastecimiento de medicamentos estratégicos para nuestro país y mejorar la competitividad productiva de la industria farmacéutica en España a través de su capacitación en conocimiento, tecnología y digitalización. El efecto tractor ante el desafío de la reactivación económica y social que afronta España es muy significativo.

En paralelo, el sector farmacéutico trabaja también en el ámbito de la investigación. España es ya una referencia internacional en investigación clínica, como se ha puesto de manifiesto en la pandemia al ser el país líder en Europa en ensayos clínicos contra la Covid-19. Esta realidad, que se debe a los años de colaboración estrecha entre Administración, sistema sanitario, pacientes y compañías farmacéuticas, supone una oportunidad para que nuestro país se convierta en un gran polo de atracción de inversión internacional en investigación biomédica.

Los informes a corto y medio plazo indican que España necesita de la colaboración y el compromiso de sectores que ayuden a impulsar la economía para salir cuanto antes de la grave situación económica y social que atravesaremos una vez esté bajo control la crisis sanitaria. Y la industria farmacéutica está preparada para ser uno de estos sectores. Somos parte de la solución.

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