Identificados los orígenes evolutivos del SARS-CoV-2
Los investigadores descubrieron que el linaje de virus al que pertenece el SARS-CoV-2 divergió de otros virus de murciélago hace entre 40 y 70 años. Foto: Signe Allerslev

Científicos chinos, europeos y estadounidenses identifican los orígenes evolutivos del SARS-CoV-2 y aseguran en Nature Microbiology que el nuevo coronavirus ha estado circulando en murciélagos durante décadas, y posiblemente va en paralelo con otros agentes patógenos que infectan a los humanos.

Maciej Boni, de Penn State y coordinador de este equipo multinacional, recuerda que “los coronavirus tienen material genético que es altamente recombinante, lo que significa que diferentes regiones de su genoma pueden derivarse de múltiples fuentes. Esto ha dificultado la reconstrucción de los orígenes del SARS-CoV-2”.

Estos científicos identificaron todas las regiones que se han estado recombinando para rastrear sus rastros. Así, reunieron a especialistas en recombinación, datación filogenética, muestreo de virus y evolución molecular y viral.

Utilizaron tres enfoques bioinformáticos diferentes para identificar y eliminar las regiones recombinantes dentro del genoma del SARS-CoV-2. Luego reconstruyeron las historias filogenéticas de las regiones no recombinantes y las compararon entre sí, para ver qué virus específicos se involucraron en eventos de recombinación en el pasado.

De esta forma, pudieron reconstruir las relaciones evolutivas entre el SARS-CoV-2 y sus virus más conocidos de murciélago y pangolín. Los investigadores descubrieron que el linaje de virus al que pertenece el SARS-CoV-2 divergió de otros virus de murciélago hace entre 40 y 70 años.

Es importante destacar que, aunque el SARS-CoV-2 es genéticamente similar (alrededor del 96%) al coronavirus RaTG13, que se tomó de una muestra de un murciélago de herradura Rhinolophus affinis en 2013 en la provincia china de Yunnan, el equipo descubrió que divergió de ese otro coronavirus en 1969.

Proteínas ‘Spike’, orígenes comunes de SARS-CoV-2

Descubrieron que uno de los rasgos más antiguos que el SARS-CoV-2 comparte con sus parientes es el dominio de unión al receptor (RBD) situado en la proteína Spike, que permite que el virus reconozca y se una a los receptores en las superficies de las células humanas.

“Esto significa que otros virus que son capaces de infectar a las personas circulan en murciélagos de herradura en China”, aclara David L. Robertson, profesor de virología computacional, en el Centro de Investigación de Virus de la Universidad de Glasgow.

¿Serán estos virus capaces de saltar directamente de los murciélagos a los humanos o se requerirá una especie intermedia para dar el salto? Según el profesor Robertson, para el SARS-CoV-2, otros grupos de investigación propusieron incorrectamente que ocurrieron cambios evolutivos clave en los pangolines.

En su opinión, “la secuencia RBD del SARS-CoV-2 hasta ahora solo se ha encontrado en unos pocos virus de pangolín. Además, la otra característica clave que se cree que es instrumental para la capacidad del nuevo coronavirus de infectar a los humanos, una inserción del sitio de escisión polibásica en la proteína Spike, aún no se ha visto en otro pariente cercano del SARS-CoV-2”.

Sin embargo, si bien es posible que los pangolines hayan actuado como un huésped intermedio que facilita la transmisión del SARS-CoV-2 a los humanos, no existe evidencia que sugiera que la infección por pangolín es un requisito para que los virus de murciélago pasen a los humanos.

Muestreo de murciélagos salvajes

Esta investigación sugiere que el SARS-CoV-2 probablemente evolucionó la capacidad de replicarse en el tracto respiratorio superior tanto de humanos como de pangolines.

Para estos investigadores, la prevención de futuras pandemias requerirá un mejor muestreo dentro de los murciélagos salvajes y la implementación de sistemas de vigilancia de enfermedades humanas que puedan identificar nuevos patógenos en humanos y responder en tiempo real.

“La clave para tener éxito -según el profesor Robertson- es saber qué virus buscar y priorizar aquellos que pueden infectar fácilmente a los humanos. Deberíamos haber estado mejor preparados para un segundo virus del SARS”.

Reconoce también que se tardó demasiado en responder al brote inicial de SARS-CoV-2, pero esta no será la última pandemia de coronavirus. Para este investigador, se necesita un sistema de vigilancia mucho más completo y en tiempo real para detectar virus como éste.

En este equipo multinacional participaron expertos de las universidades británicas de Liverpool y Glasgow, así como de las universidades de Hong Kong y Texas. En la financiación del estudio figuran, entre otros, el Consejo Europeo de Investigación y las fundaciones Flanders y de Ciencias Naturales de China.

Orígenes naturales del SARS-CoV-2

El 19 de marzo pasado divulgamos las conclusiones del trabajo realizado por expertos de Scripps Research, en el que aseguraban que de los datos públicos de la secuencia del genoma del SARS-CoV-2 y los virus relacionados se puede asegurar que no se ha producido en laboratorio ni ha sido diseñado de otras formas, sino que tiene un origen natural.

En el análisis de los datos públicos de la secuencia del genoma del SARS-CoV-2 y los virus relacionados, los investigadores no encontraron evidencia de que el coronavirus se haya producido en un laboratorio o haya sido diseñado de otro modo, como detallan en Nature Medicine.

Como señalaba Kristian Andersen, del Centro de investigación biomédico Scripps Research y miembro del equipo que llevó a cabo el estudio, “al comparar los datos disponibles de la secuencia del genoma para las cepas conocidas de coronavirus, podemos determinar firmemente que el SARS-CoV-2 se originó a través de procesos naturales”.

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