director biotech magazine and news

JOSÉ M. FERNÁNDEZ-RÚA
Director de ‘BIOTECH MAGAZINE & NEWS’

Los científicos saben desde hace mucho tiempo que, si bien el carbunco es una enfermedad infecciosa propia de los animales, puede ser trasmitida al hombre. Antiguamente, la picadura de una mosca procedente de un animal producía la alarma ya que no existían antibióticos pero sí se conocía los efectos indeseables que podía producir.

Este agente patógeno se ha aislado también en equinos y en pequeños roedores. El animal infectado elimina el bacilo por las heces y orina. Entre los animales se disemina con facilidad, debido a su permanencia en el suelo a donde llega por los fluidos orgánicos procedentes de otros animales infectados o de animales fallecidos, incluso si han sido enterrados.

El hallazgo más sorprendente ha sido en un Parque Nacional africano, en Costa de Marfil, con un grupo de sesenta mangabeys (Cercocebus atys). Estos primates, de unos ocho kilos de peso, son de pequeño tamaño y se caracterizan por tener extremidades delgadas y largas, así como por sus párpados de color claro y una cola que supera el medio metro de longitud. Para los leopardos es un manjar exquisito.

Portadoras del ántrax marcadas con esmalte de uñas

Con esmalte de uñas, Jan Gogarten, del Instituto alemán Max Planck de Antropología Evolutiva, tuvo la paciencia de marcar a 1.700 moscas –según explica en su trabajo, publicado en Molecular Ecology– que, entre otras muchas, seguían a estos primates a través de la selva. Al cabo de dos semanas volvieron a capturar a estas moscas a varios kilómetros de donde las soltaron. Gogarten reconoce su sorpresa por esta persecución a través del bosque.

antrax primates
El hallazgo más sorprendente ha sido en un Parque Nacional africano, en Costa de Marfil, con un grupo de sesenta mangabeys (Cercocebus atys). Foto: Mark Bowler/Science

Otro dato a tener en cuenta es que aproximadamente el 12% de las moscas eran portadoras del llamado ántrax selvático, que causa cerca del 40% de las muertes en los ecosistemas selváticos.

Las novedades no acaban aquí. Algunas moscas, según comprobaron los científicos del equipo de Jan Gogarten, también eran portadoras de la bacteria Treponema pallidum que causa una enfermedad desfigurante de la piel, llamada pian, y que afecta tanto a las personas como a los animales.

En la actualidad el pian es endémico en quince países, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ya fijó como un objetivo prioritario erradicarlo en los años cincuenta del siglo pasado. La transmisión de la enfermedad es de persona a persona y se combate eficazmente con un antibiótico de muy bajo coste (azitromicina).

Bioterrorismo con ántrax

Cuando me encontré con esta noticia, inmediatamente recordé que los emblemáticos Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta, en Estados Unidos, hacen hincapié en que la bacteria del ántrax o carbunco (Bacillus anthracis) es un agente biológico que ya han utilizado los bioterroristas. El ataque más significativo ocurrió en 2001, en ese país.

Colocaron esporas de ántrax en polvo deliberadamente en cartas que se enviaron a través del sistema postal. Veintidós personas, incluidos doce carteros, contrajeron la enfermedad, y cinco de ellas murieron.

Ahora, con las moscas portadoras de este agente patógeno les puede resultar más fácil organizar atentados. Quiero creer que nuestras autoridades están al tanto de todo esto y podrán reaccionar de forma inmediata si fuera preciso.

Medidas frente al bioterrorismo

En este capítulo del bioterrorismo hay que tener siempre presente al virus de la viruela. Porque esta amenaza sigue como una espada de Damocles sobre todos nosotros, ante la inacción de unos gobiernos que sí eran conscientes de este peligro pero que no actuaron nunca. Quizás algún día sepamos el porqué.

Y esto a pesar de que el Congreso de los Diputados aprobó una moción en mayo de 2015, e insistió con una proposición no de ley en marzo de 2018 para que el Gobierno de Mariano Rajoy hiciera un inventario y actualizara el stock de vacunas contra el mortífero virus variola que, sólo en la primera mitad del siglo XX, fue la causa de la muerte de 500 millones de personas.

Además, cada día aumenta el número de personas, con conocimientos científicos, que se adhiere al autodenominado Estado Islámico, con acceso y fondos para reconstruir sintéticamente el virus de la viruela, utilizando técnicas de síntesis, de material genético.

Hay que recordar que, hasta ahora, en algunos laboratorios se ha logrado reconstruir agentes patógenos peligrosos como el virus de la polio, el de la llamada gripe española y otros más complejos, como la bacteria mycoplasma.

En el año 2003, España adquirió dos millones de vacunas diluidas contra la viruela que nunca fueron aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento por sus efectos secundarios y que, actualmente, están caducadas.

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