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¿Podría el coronavirus desarrollar resistencia a las vacunas?

¿Podría el coronavirus desarrollar resistencia a las vacunas?

Los investigadores sugieren que “se utilice el riesgo de resistencia para priorizar la inversión entre vacunas candidatas igualmente prometedoras”. Foto: Freepik

Este esquema detalla tres formas en que las muestras estándar de los ensayos clínicos de Covid-19 pueden reutilizarse para evaluar el riesgo de que evolucione la resistencia a la vacuna. 1. La complejidad de las respuestas de las células B y T se puede medir utilizando muestras de sangre. Los diferentes anticuerpos neutralizantes se representan arriba en diferentes colores. Las respuestas más complejas indican una inmunidad evolutivamente más robusta. 2. El efecto de la vacunación sobre el potencial de transmisión se puede evaluar mediante la recopilación de datos de títulos virales utilizando hisopos nasales de rutina. 3. La variación preexistente de la resistencia a la vacuna se puede evaluar recuperando las secuencias del genoma de frotis nasofaríngeos de casos sintomáticos de Covid-19 incluidos en el estudio. En un estudio doble ciego controlado con placebo, cualquier diferencia significativa en las secuencias del genoma de muestras de individuos vacunados y de control sugeriría, al menos, una resistencia parcial a la vacuna. Imagen: Kennedy et al

Al igual que las bacterias que desarrollan resistencias a los antibióticos, los virus pueden desarrollar resistencia a las vacunas, y la evolución del nuevo coronavirus podría socavar la eficacia de las vacunas que se encuentran actualmente en desarrollo.

Esta es la conclusión del trabajo que David Kennedy y Andrew Read, de la Universidad estatal de Pennsylvania, acaban de publicar en PLOS Biology.

Kennedy señala que “se necesita con urgencia una vacuna para Covid-19 que salve vidas y ayude a la sociedad a volver a su estado normal previo a la pandemia”, pero “como hemos visto con otras enfermedades, como la neumonía, la evolución de la resistencia puede hacer que las vacunas sean rápidamente ineficaces. Aprender de estos desafíos anteriores e implementar este conocimiento durante el diseño de la vacuna puede maximizar el impacto a largo plazo de preparados para Covid-19”.

Los investigadores sugieren específicamente que las muestras estándar de sangre y de hisopos nasales tomadas durante los ensayos clínicos, para cuantificar las respuestas de los individuos a la vacunación, también pueden usarse para evaluar la probabilidad de que las vacunas contra el coronavirus que se están probando impulsen la evolución de la resistencia.

Por ejemplo, estos científicos proponen que se pueden utilizar muestras de sangre para evaluar la redundancia de la protección inmunológica generada por las vacunas candidatas, midiendo los tipos y cantidades de anticuerpos y células T presentes.

Ralentizar la evolución de la resistencia a las vacunas contra coronavirus

Para Andrew Read, “al igual que la terapia de combinación de antibióticos retrasa la evolución de aparición de resistencias, las vacunas diseñadas para inducir una respuesta inmune redundante, o una en la que se alienta al sistema inmune a apuntar a múltiples sitios, llamados epítopos, en la superficie del virus, pueden retrasar la evolución de la resistencia a estos preparados”.

Y esto, en su opinión, es porque el virus tendría que sufrir varias mutaciones, en lugar de una sola, para sobrevivir al ataque del sistema inmunológico del huésped.

Los investigadores también recomiendan que los hisopos nasales recolectados típicamente durante los ensayos clínicos puedan usarse para determinar el título viral, o la cantidad de virus presente, que puede considerarse un indicador del potencial de transmisión.

En este sentido, subrayan que suprimir fuertemente la transmisión del virus a través de huéspedes vacunados es clave para ralentizar la evolución de la resistencia, ya que minimiza las oportunidades de que surjan mutaciones y reduce que las de la selección natural actúen sobre las mutaciones que surgen.

Además, sugieren que los datos genéticos adquiridos a través de hisopos nasales se pueden utilizar para examinar si se ha producido una selección impulsada por la vacuna. Esto es, las diferencias en los alelos, o formas de genes que surgen de mutaciones, entre los genomas virales recolectados de personas vacunadas versus no vacunadas, indicarían que la selección ha tenido lugar.

En estos momentos, un total de 198 vacunas contra el SARS-CoV-2 están en proceso de desarrollo en todo el mundo y 44 se encuentran en distintas fases de evaluación clínica.

Tanto Kennedy como Read sugieren que “se utilice el riesgo de resistencia para priorizar la inversión entre vacunas candidatas igualmente prometedoras”.

Distintas formas de Covid-19

Esta alerta tiene especial importancia ya que los científicos, gracias a un estudio publicado en Allergy por investigadores austriacos de la MedUni Vienna, ofrecen nuevos datos para entender mejor la enfermedad Covid-19 y los posibles biomarcadores para el desarrollo de vacunas.

El inmunólogo Winfried F. Pickl y el alergólogo Rudolf Valenta, del Centro de Fisiopatología, Infectiología e Inmunología, demuestran que, al menos, hay siete formas diferentes de enfermedad en Covid-19.

Entre ellas, un curso leve de la enfermedad que deja tras de sí cambios significativos en el sistema inmunológico, incluso después de 10 semanas. Estos hallazgos podrían desempeñar un papel importante en el tratamiento de pacientes y en el desarrollo de una vacuna potente.

En el estudio, que involucró a 109 pacientes y 98 individuos sanos en el grupo de control, los investigadores pudieron demostrar que varios síntomas relacionados con Covid-19 ocurren en grupos de síntomas.

Identificaron los siguientes grupos de síntomas: síntomas similares a los de la gripe (con fiebre, escalofríos, fatiga y tos); síntomas parecidos a los del resfriado común (con rinitis, estornudos, sequedad de garganta y congestión nasal); dolor articular y muscular; inflamación de los ojos y las mucosas; problemas pulmonares (con neumonía y dificultad para respirar); problemas gastrointestinales (que incluyen diarrea, náuseas y dolor de cabeza) y pérdida del sentido del olfato y del gusto, así como otros síntomas.

Pickl y Valenta coinciden en subrayar que sus hallazgos contribuyen a una mejor comprensión de la enfermedad y ayudan al desarrollo de posibles vacunas, “ya que ahora tenemos acceso a biomarcadores prometedores y podemos realizar un seguimiento aún mejor”.

Pero lo más importante, en opinión de estos científicos, es que su trabajo demuestra cómo el sistema inmunológico se duplica cuando se defiende contra el SARS-CoV-2, con la acción conjunta de células inmunes y anticuerpos, y que las células también son capaces de memorizar ciertos movimientos por parte del virus.

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