Los trastornos de las válvulas cardíacas se encuentran entre las enfermedades cardiovasculares más comunes. La estenosis de la válvula aórtica representa >40% de las enfermedades cardíacas valvulares, afectando al 2% de la población. Esto determina que el reemplazo valvular curativo sea la segunda operación cardíaca más frecuente después del bypass de la arteria coronaria.
Por otro lado, la implantación de válvulas cardíacas biológicas (VCB), derivadas de tejidos animales, ha aumentado significativamente en los últimos años, reemplazando a las válvulas cardíacas mecánicas. Esto se debe al envejecimiento de la población, a la mejora en el rendimiento hemodinámico de las bioprótesis y al desarrollo de la implantación percutánea transcatéter de válvula aórtica (TAVI).
A diferencia de las válvulas cardíacas mecánicas, las VCB no requieren anticoagulación del paciente de por vida, pero tienen una durabilidad limitada debido a una degeneración estructural de la válvula (DEV) que ocurre aproximadamente 10-12 años después de la implantación. La fisiopatología de la DEV está mediada por el progresivo endurecimiento y calcificación del tejido de las valvas, provocando estrechamiento y/o fuga de la válvula (estenosis/regurgitación). Se sugiere que esto se inicia por una acumulación pasiva de calcio o por un proceso de tipo aterosclerótico.
Un estudio liderado, entre otros centros internacionales, por el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (IDIBELL) y el Hospital Universitario de Bellvitge, ha estudiado 1.700 pacientes de toda Europa con VCB, a los que se ha realizado un seguimiento de su evolución en los 15 años posteriores al recambio valvular.
El gran número de personas incluidas en esta cohorte internacional ha permitido detectar que estos pacientes presentan un aumento significativo de dos anticuerpos que tenemos todos los humanos de forma natural desde los seis meses de vida y que son los responsables de desencadenar una respuesta inmunitaria que determina el DEV.
Diseño de nuevas estrategias frente a DEV
Estos anticuerpos se dirigen contra dos azúcares que se expresan en las VCB y que permanecen expuestos en la superficie de los tejidos a pesar del pretratamiento de las BHV comerciales para reducir la inmunogenicidad frente a proteínas de origen animal.
El trabajo, publicado en la revista Nature Medicine, abre la puerta al diseño de nuevas estrategias que permitan detener el DEV. Los investigadores proponen producir las válvulas a partir de tejido de animales modificados genéticamente que no expresen las moléculas que reconocen los dos anticuerpos y alargar así su duración. Actualmente, ya se han generado cerdos que no expresan uno de los azúcares al que se unen los anticuerpos y que se han utilizado en el donante de corazón del primer trasplante cerdo-humano que acaba de tener lugar en Maryland (EE UU).
Por otra parte, la spinoff RemAb Therapeutics, surgida del IDIBELL, ha diseñado un tratamiento que elimina de forma selectiva e inocua uno de los anticuerpos desencadenantes del deterioro de las válvulas biológicas. Este compuesto ha mostrado su eficacia en las pruebas preclínicas y este año se iniciará un ensayo en humanos.
Con estas estrategias, se puede ofrecer una nueva alternativa para las personas jóvenes que necesitan un reemplazo valvular. Para estos pacientes las válvulas biológicas no son una buena opción, puesto que el DEV se produce más precozmente y deberían someterse a cirugías repetidas de alto riesgo.
Por ello, se utilizan válvulas mecánicas, que son permanentes pero requieren la administración de anticoagulantes de por vida. El tratamiento con anticoagulantes debe realizarse bajo un estrecho seguimiento médico e implica el riesgo de sufrir una hemorragia descontrolada. Poder optar a las válvulas biológicas supondría una clara mejora en la seguridad y la calidad de vida de estos pacientes más jóvenes que requieran un recambio valvular cardíaco, además de un ahorro de recursos para los sistemas de salud.