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Comemos miles de plásticos

Comemos miles de plásticos

El agua embotellada contiene 30 veces más de partículas de plástico que el agua del grifo. Foto: Bearfotos / Freepik

A principios del siglo pasado, concretamente en 1907, el químico belga Leo H. Baekeland consiguió fabricar la baquelita a partir de formaldehído y fenol. Había surgido el primer polímero totalmente sintético aunque el policloruro de vinilo (PVC) fue polimerizado por primera vez entre los años 1838 y 1872. Con la baquelita se fabricaron las cubiertas de las populares cámaras de foto Kodak, teléfonos, radios y diversos artículos de escritorio. Entonces nadie podía sospechar lo que sucedería un siglo después: hoy comemos miles de plásticos.

Desde 1907, cuando se fabricó el primer plástico sintético, los humanos utilizaron este material para conseguir un sinfín de objetos y hasta ropa. Ahora, un trabajo publicado en Environmental Science & Technology asegura que los habitantes de Estados Unidos ingieren más de 50.000 microplásticos al año de menos de cinco milímetros de longitud e inhala otra cantidad similar.

La fuente mayor viene de beber agua embotellada, que contiene 30 veces más de partículas de plástico que el agua del grifo.

Freno a los utensilios plásticos de un solo uso

En relación con este tema, recordamos que, en España, la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados aprobó el pasado mes de abril llevar a cabo las iniciativas legislativas necesarias para prohibir la comercialización, importación y exportación de utensilios de plástico de un solo uso (platos, vasos, cubiertos, o pajitas) a partir del 1 de enero de 2020.

El texto aprobado por todos los grupos salvo el PP, fue consensuado por los tres grupos mayoritarios de la oposición (PSOE, Podemos y Ciudadanos) y plantea que todos los utensilios citados se fabriquen con al menos un 50% de sustancias biodegradables a partir de 2020, y con un 60% a partir de 2025.

Los grupos parlamentarios también acordaron disponer las medidas necesarias para prohibir la distribución gratuita de bolsas de plástico de un solo uso, y reducir y evitar el consumo de aquellas etiquetadas como oxobiodegradables u oxodegradables, ya que se ha demostrado que no se degradan sino que se fragmentan en micropiezas, con el consiguiente riesgo para el suelo, el agua y los organismos.

Igualmente decidieron adoptar las actuaciones necesarias para reducir la comercialización de alimentos envasados en bandejas de poliestireno y para que los envases de toallitas húmedas adviertan de forma destacada que no pueden lanzarse al inodoro porque no son biodegradables como el papel higiénico.

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